Desde Córdoba
Casi dos años pasó Patricio Santos Fontanet privado de su libertad. Momentos difíciles atravesó el ex líder de Callejeros en el penal de Ezeiza, donde se encontraba detenido desde junio de 2013. Cada segundo fue una hora, cada hora un día y cada día interminable. La tan ansiada noticia se esperaba desde hace algunas semanas, pero fue el pasado miércoles cuando se concretó. Cerca del mediodía, Nicolás D’Albora, uno de los abogados defensores del músico, le comunicó la resolución de la Corte Suprema de Justicia. Palabras de aliento, un abrazo sentido con cada uno de sus “compañeros de rancho”, como los llama él, y momentos de mucha emoción se vivieron al conocerse la noticia. Por momentos, se especuló con que Fontanet podría quedarse en Buenos Aires, pero Pato no lo dudó: “Me voy a Córdoba”. Pasadas las 22 del miércoles, emprendió viaje hacia la ciudad que adoptó como propia, el lugar que eligió para formar una familia. Allí lo esperaba su mujer, Estefanía Miguel, abanderada en la lucha por la libertad de Callejeros, y su hijo Homero, de apenas un año y poseedor de rasgos idénticos a su padre.
Fontanet llegó a la casa de los Miguel en el coqueto barrio Jardín a las tres de la mañana. Lágrimas de emoción al reencontrarse con su mujer coronaron la escena y, de inmediato, se dirigió a la habitación donde dormía su hijo a saludarlo y a agradecerle a él también por el aguante.
En su primer día en libertad, Pato optó por una rutina familiar. Parientes cercanos y un grupo íntimo de amigos se acercaron al domicilio a saludarlo. Afuera del hogar se vivió una verdadera procesión de fanáticos de Callejeros que querían dejar alguna muestra de apoyo a su ídolo.
Fontanet accedió al pedido y, en un par de oportunidades, debió salir a la vereda para complacer a los fans en su demanda de fotos y autógrafos. Por la noche, la abuela de Estefanía los recibió en su casa. Allí, el clan Miguel se reunió a pleno y compartieron una cena relajados, lejos de la prensa y los fanáticos.
El viernes, el músico decidió cambiar su look. Se levantó temprano y se afeitó por completo la frondosa barba con que se mostró frente a la prensa el día anterior. Más tranquilo, disfrutó junto a su esposa y su hijo de su comida preferida: asado con papas fritas.
Desde el primer momento de su llegada a Córdoba, Fontanet mantiene un contacto permanente con el psiquiatra que lo trata desde hace varios años. El músico se encuentra medicado para evitar que caiga en un pozo depresivo como consecuencia del brusco cambio de vida que le tocará atravesar con el correr de los días. Desde su entorno, aseguran que duerme poco.
El fin de semana aprovechó para disfrutar en las sierras junto a su familia. Su mujer subió a su cuenta de Twitter una tierna imagen donde se la ve junto a Pato observando a su hijo Homero jugar en el jardín de su casa y lo acompañó con un mensaje que resume sus sentimientos en este momento tan especial: “La única lucha que se pierde es la que se abandona”.