El gabinete de Alberto Fernández no llegó nunca a disfrutar de la “luna de miel”, ese período de gracia que se les suele otorgar a los gobiernos al iniciar la gestión en el que hay cierta esperanza y pocas críticas a la espera de que la administración “arranque”. Alimentados por cuestionamientos internos, el Presidente debió, desde un principio, ahuyentar rumores de cambios de funcionarios y resistió lo máximo que pudo varias salidas. Una vez más, en medio de la discusión de las listas, el Presidente vuelve a plantarse: quiere nombres propios en las boletas de la Ciudad de Buenos Aires e incluso en el territorio bonaerense, pero asegura que las candidaturas legislativas no serán una “salida elegante” para sus dirigentes de máxima confianza.
El jefe de Estado siente que el Congreso le es totalmente ajeno. Fernández sabe que no tiene legisladores que peleen por sus proyectos ni en la Cámara de Diputados y mucho menos en el Senado. Allí juegan en tándem Cristina Kirchner y Sergio Massa, los otros socios de la alianza que avanzan con iniciativas del oficialismo pero que no pujan por algunos borradores que se envían desde el Poder Ejecutivo.
“Nosotros no podemos hacer mucho si el Presidente envía textos sin sondear si hay consenso con la oposición para aprobarlos o no”, retrucan desde el Legislativo. El último proyecto paralizado fue la “ley pandemia” para administrar la cuarentena. Fernández estaba convencido de que no necesitaría seguir prorrogando el Decreto de Necesidad y Urgencia que este fin de semana firmó por tercera vez.
Quiere nombres propios y no solo en listas porteñas sino también en Provincia
Quiere nombres propios y no solo en la lista de legisladores por Capital Federal. Se animará a discutir espacios en la boleta de diputados de la provincia de Buenos Aires en donde nunca tuvo un armado político por ser un hombre del PJ porteño. Tal como contó este diario, el jefe de Estado se imagina pelear por entre cuatro y seis bancas.
Quiere lugares pero no tiene muchos nombres para ofrecer y cuando dentro de la alianza miran a su gabinete, Fernández asegura que no los moverá para que vayan a una lista. Cuando dice esto, significa que no quiere ceder lugares importantes como la Jefatura de Gabinete a cargo de Santiago Cafiero o el Ministerio de Infraestructura comandado por Gabriel Katopodis. Dice que puede haber otros nombres del gabinete en la boleta, pero no estos.
“No habrá salida elegante para los funcionarios, son ministros que trabajaron y trabajan muy duro en una pandemia para la que ninguno estaba preparado”, dicen en la intimidad presidencial.
La mesa de los lunes que se reúne en La Plata comenzó a hacer números sobre la cantidad de bancas que podría obtener por la provincia de Buenos Aires. El Frente de Todos renueva los lugares de la elección de 2017 cuando el entonces sello de Unidad Ciudadana sacó el 36% y consiguió 13 lugares y el Frente 1País de Sergio Massa sacó el 11%, lo que le permitió tener cuatro diputados.
¿Podrán llegar juntos al 47% en el territorio bonaerense y quedarse con 17 legisladores? En 2019 superaron el 50% y sumaron 19 diputados pero ahora para repartir lugares hablan de 15 legisladores. En el oficialismo nadie duda de que ganarán la elección en la provincia gobernada por Axel Kicillof. La pregunta que se hacen no es quién gana, sino por cuánto será la victoria.
Si piensan en 15 nombres que pueden ingresar al Congreso, el número de Fernández parece demasiado ambicioso. La lista, además de repartirse con kirchneristas y massistas, se abrirá al sindicalismo, movimientos sociales e intendentes.
¿Será un cambio total para oxigenar? Dicen que no, que tiene tres ministros en la mira
Aunque dice que la salida no serán las listas, discusión que deberá dar con sus socios en las próximas semanas, Fernández reconoce que debe haber algunos cambios en su gobierno. Asegura que serán después de las elecciones, cuando se pueda dejar atrás la pandemia. Desde que asumió hizo cinco movimientos: Anses, Hábitat, Justicia, Salud e YPF. Pero el Presidente suele resistir a los cambios y muchos de estos desplazamientos se retrasaron más de lo que sus aliados hubiesen deseado.
¿Será una renovación total para oxigenar la gestión? Cerca del jefe de Estado aseguran que no y que se tratará de apenas de algunos cambios de funcionarios que tienen despacho afuera de la Casa Rosada. Tiene en la mira tres ministerios.
Aunque en las últimas semanas reconoció los errores y entendió que debe dosificar su exposición y cuidar su discurso, el Presidente sabe que no son muchas las voces fuertes que pueden defender la gestión. Les pidió a sus ministros que “dejen de calentar y salgan a la cancha” pero también es cierto que no es solo un problema del “albertismo”.
Las principales espadas de la alianza son dirigentes que suelen hacer silencio. Funcionarios importantes como el ministro del Interior,
Eduardo “Wado” De Pedro, esquivan los medios, al igual que el titular del bloque de Diputados, Máximo Kirchner. O dirigentes con cargos claves como el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, solo defiende lo que cree conveniente. “Si Alberto no habla, ¿vos ves a alguno de ellos defendiendo el Gobierno por Alberto?”, preguntaron cerca del Presidente sabiendo que la respuesta es que no.