La presidenta Cristina Fernández de Kirchner celebró anoche en Santa Cruz el cumpleaños de su hijo Máximo. El líder de La Cámpora sopló 36 velitas. Y ella se prepara para su propio festejo: cumplirá 60 años el martes. Llega a esa fecha sabiendo que será abuela, aunque no habla de eso con sus funcionarios. El tema es tabú en el mundo K, porque su nuera, Rocío García, ya perdió un embarazo.
Hace más de una semana que la jefa de Estado está en el Sur. Descansa entre Río Gallegos y El Calafate. Medita allí cuáles serán los principales desafíos que enfrentará este año. Las elecciones legislativas la desvelan: del resultado depende el futuro político del kirchnerismo. Le preocupa la pérdida del poder adquisitivo, porque eso puede traducirse en una mala performance del oficialismo en las urnas. La reforma judicial es la carta que guarda bajo la manga para presionar al poder que le obstaculiza, entre otras cosas, la aplicación de la Ley de Medios.
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