José López, Julio De Vido, Lázaro Báez, el ex matrimonio presidencial y el ex secretario de Néstor Kirchner, Daniel Muñoz, fueron algunos de los nombres que se acumularon a lo largo de la declaración del financista Ernesto Clarens, en el marco de la causa de los cuadernos de las coimas. Clarens, conocido como el financista preferido del ex matrimonio presidencial, es hasta ahora el único arrepentido del caso vinculado a la denominada “ruta del dinero” y su presentación en el expediente fue espontánea, a mediados del mes pasado, luego de saber que había sido mencionado por dos empresarios. PERFIL accedió a su declaración.
“Me comentó Muñoz, a modo de anécdota, que una vez habían juntado tanta plata que tuvieron que entrar los bolsos por la cocina de la casa de El Calafate en presencia de los cocineros y de los empleados de la casa”, afirmó Clarens. “Lázaro Báez, en un momento, me consultó qué hacer con el dinero y yo le dije que comprara activos”, sostuvo el financista en otro de los tramos de su declaración. Y agregó: “De repente supe que compró, a modo de ejemplo, restaurantes, estaciones de servicio, agencias de turismo, campos, estas compras no las registraba en la contabilidad, y creo que estas operaciones no las hacía con dinero propio sino con dinero del matrimonio Kirchner”. Luego deslizó: “Llegué a pensar que el dinero se lo habían llevado a Venezuela o que estaba enterrado, no lo sé, es un misterio”.
“Se decía que los billetes con los que pagaba Báez estaban húmedos. Báez decía que Kirchner era como Rico Mac Pato, por lo mucho que le gustaba el dinero en efectivo”, explicó y aseguró: “Nadie nunca del círculo de los Kirchner me vino a plantear de llevar la plata al exterior. Báez tampoco lo quería, me dijo especialmente ‘al exterior no’ y por ende tampoco se realizaron reuniones con banqueros”.
Línea directa. Clarens declaró que “ciertas empresas como CPC, de Cristóbal López, y Electroingeniería tenían línea directa, la recaudación no me la traían a mí. Las personas de la Camarita me dejaban una suma en pesos con una anotación de que habían cobrado, monto y concepto. El monto dependía de la recaudación, eran alrededor de 300 mil dólares por cada entrega y con frecuencia semanal”. Y agregó que al principio eran montos grandes, pero que después fueron bajando porque a las empresas les “costaba” conseguir el dinero. “Eran rehenes del sistema porque vialidad no les pagaba los certificados”.
En otro de los pasajes de su exposición agregó que “a modo de anécdota quiero agregar que un día Muñoz me pidió ir a la cancha de Boca, comenzamos a charlar y ahí me dijo que Néstor Kirchner era mala persona y que la esposa era peor, que era un araña. Ese fue el comienzo de la presidencia de Kirchner”.
Clarens negó conocer a Baratta y a Olazagasti, y aseguró que a De Vido lo vio una vez, en 1996, en una reunión “donde fui a ofrecer mis servicios con la empresa Merril Lynch”.