Sus oficinas en el primer piso de un exclusivo edificio de Puerto Madero, a tres cuadras del excéntrico Hotel Faena, le dan un espacio adecuado para hacer lo que más le gusta: ser un asesor en las sombras.
A los 73 años, y tras tomarse cerca de un mes de vacaciones, este año Carlos Grosso será una voz clave para el Gobierno. De hecho, trabaja en el diseño de un ámbito de pensamiento en el que participan desde el presidente, Mauricio Macri, hasta el jefe de Gabinete, Marcos Peña y el asesor Jaime Duran Barba.
Las “tertulias” se dan bajo el manto de pensar la política a largo plazo. A veces también se suma el filósofo Alejandro Rozitchner. Pero el ex intendente del menemismo puso una condición: que no participe Emilio Monzó, el titular de la Cámara de Diputados, a quien detesta. Atento al modelo macrista, arma carpetas, papers y Power Points, y distribuye ideas por correo electrónico. Hace algunos meses también le envía un mail, casi diario, al presidente Macri, donde le deja pensamientos de coyuntura. Estuvo además detrás de las reformas que inició el ministro de Modernización, Andrés Ibarra, con la idea de que haya “empleados estatales eficientes”. No fue casualidad: cuando era intendente en los noventa fue uno de los impulsores de la reforma del Estado. El ámbito bonaerense también le interesa: lo escucha Federico Salvai, el jefe de gabinete.
Desde largo tiempo, Grosso adoptó un ejercicio cotidiano: todos los días se junta con un personaje influyente, del ámbito público o empresarial. En su oficina –que antes la ocupaba un ex empresario petrolero– muchas veces se lo puede ver a Raúl Kalinsky, quien maneja la agencia Andina. Arquitecto, y amigo, Kalinsky fue secretario de Obras y Servicios Públicos de la Ciudad y en 1989 fue uno de los que impulsó la creación de Puerto Madero. Ahora trabaja allí. Igualmente Grosso tiene su sello propio: la Agencia Sentidos. Por allí pasan desde Juan Ignacio Maqueyra, titular del IVC porteño (a cargo de la urbanización de las villas), hasta empresarios del sector de la construcción. Otro asiduo visitante es el subsecretario de Asuntos Municipales, el joven mediático Lucas Delfino, quien lo visita a instancias de Martín Moyano Barro, una suerte de ahijado del ex intendente que estuvo en el Instituto Nacional de Asociativismo durante el kirchnerismo y que a mitad del año pasado se transformó en el interventor del Centro Gallego. Grosso no sólo aporta pensamiento. También colocó a varios funcionarios de segunda y tercera líneas en varios ministerios. El caso más elocuente: Gabriel Salas, quien maneja la UGIS, el organismo dedicado a la emergencia en villas de la Ciudad.