En medio del viaje de una comitiva argentina en Moscú para testear la vacuna rusa contra el coronavirus, Sputnik V informó una efectividad de 91,6%. El gobierno argentino anunció la semana pasada la firma del contrato con la administración de Vladimir Putin para que la Argentina reciba diez millones de dosis que serían aplicadas entre enero y marzo.
Como esa cifra no alcanza a cubrir a toda la población, la gestión de Alberto Fernández había adelantado negociaciones con otros laboratorios que trabajan en el desarrollo del medicamento contra el Covid-19. "Este es el tercer contrato que la Argentina firma, el primero fue AstraZeneca, el segundo fue Covax, de la ONU, y el tercero es con el Fondo Soberano de la Federación Rusa", había anunciado la semana pasada el presidente.
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La empresa que lleva la delantera en el desarrollo del compuesto es la norteamericana Pfizer, en conjunto con la alemana BioNTech, ya ha sido inyectada en Reino Unido y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) apuró su aprobación en los Estados Unidos. Sin embargo, la vacuna de Pfizer no llegaría por lo pronto a la Argentina.
El motivo por el cual la única vacuna que se encuentra en Fase III no será aplicada en un primer momento en el país es que el Ministerio de Salud de la Nación no ha firmado contrato con el laboratorio. Además, el gobierno argentino había condicionado a Pfizer BiNTech: la vacuna debía llegar en diciembre y eso no sucedió.
En esa misma conferencia de prensa, el ministro Ginés González García había expresado junto a Alberto Fernández que la empresa les había pedido un respaldo con una ley que enviaron al Congreso, pero aún no pudo firmar el contrato.
"Hemos pedido a Pfizer con la condicionalidad de que estuviera primera, porque el precio era muy distinto a otros precios, con lo cual naturalmente era la prioridad, por lo que pedimos vacunas para diciembre, enero y febrero", había expresado el titular de la cartera de Salud.
"Al principio Pfizer tenía posibilidad de entregarnos algunas dosis en diciembre y el resto de los 3 millones que estábamos conversando entre enero y febrero. Lamentablemente, pese a que nos pidieron un resguardo con una ley que sacó el Congreso argentino, todavía no hemos podido firmar el contrato como consecuencia no sabemos qué es, pero ellos dicen que es la casa matriz, que esto, lo otro", dijo González García.
"Seguimos conversando pero realmente no hemos podido firmar el contrato pese a la enorme voluntad del Gobierno argentino. No se olviden que Pfizer fue la primera que recibió el propio presidente, cuando Pfizer hizo el ensayo clínico, que ya terminó en la Argentina, con 6 mil voluntarios", aseguró el ministro, aunque lógicamente no dio fechas para la eventual llegada de la vacuna norteamericana a suelo argentino.
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La complicada logística de la vacuna y la cantidad de pedidos ante la segunda ola de contagios mundiales complica aún más el panorama de la Argentina. En su momento, González García había adelantado: "Tengo la sospecha de que hay un problema de disponibilidad con lo cual no se animan a firmar el contrato".
Otro de los problemas de la Argentina podría ser que debió haber cerrado antes el contrato como lo hizo México meses atrás, cuando el gobierno de Andrés Manuel López Obrador se aseguró 34 millones de dosis.
Alberto Fernández recibió el pasado 10 de julio en Olivos al gerente general Pfizer en Argentina, Nicolás Vaquer, y al director científico de la Fundación Infant, Fernando Polack, quienes le informaron que Argentina fue seleccionada para llevar adelante una de las fases de prueba para una posible vacuna contra el coronavirus COVID-19.
"El único oferente que se comprometió a la entrega es el oferente ruso", había dicho Ginés González García para justificar el aplazo de la firma del contrato con el laboratorio.
CI/FeL