Se aliaron, se separaron y tras doce años sin diálogo, volvieron a conversar. Así están las cosas por estos días entre la expresidenta Cristina Kirchner y el exgobernador bonaerense Felipe Solá que este martes difundieron su primera foto juntos.
La postal no fue una sorpresa, ya que desde fines de 2018 el ingeniero agrónomo abandonó las filas del Frente Renovador para ungirse a sí mismo como adalid de la unidad peronista. Sin embargo, no pasó desapercibida y es una imagen que grafica los vaivenes que vive por estos días la política argentina.
La imagen se conoció este martes, pero el encuentro tuvo lugar el lunes, el mismo día que la expresidenta fue citada a declarar en 8 indagatorias a pedido del juez Bonadio. Fue, también, el día en que Néstor Kirchner hubiese cumplido 69 años.
Fuentes cercanas contaron que la cita fue en el departamento de la senadora y líder de Unidad Ciudadana en el barrio porteño de Recoleta y que duró cerca de una hora y cuarto. La agencia NA, detalla un dato no menor: desde el entorno de Solá aseguraron que esta es la cuarta vez que Kirchner y Solá se reúnen, pero por primera vez decidieron hacerlo público.
"Le pedí a Cristina una reunión porque es la dirigente de la oposición con mayor peso político electoral y necesitamos decirle a la sociedad cuál es la agenda de la unidad", expresó Solá en su cuenta de Twitter.
"Le manifesté a Cristina la obligación de ser amplios en la convocatoria y extender los márgenes. Hay que priorizar los desafíos del futuro y no las diferencias del pasado", resaltó Solá, uno de los anotados como precandidatos presidenciales del peronismo. Al igual que varios dirigentes del peronismo con aspiraciones presidenciales, Solá se encuentra a la espera un pronunciamiento de la exjefa de Estado para ratificar o declinar su propia candidatura.
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A través de un comunicado que difundió a propósito de su cónclave con Cristina Kirchner, el diputado peronista volvió a hacer un llamado a la unidad y argumentó que "para que en octubre vuelvan a ganar el pueblo, los trabajadores y la clase media no hay lugar para egos ni mezquindades personales".
La última vez que los dos dirigentes se habían mostrado en público había sido en 2007, días antes de que Cristina Kirchner asumiera su primer mandato como presidenta y Solá le dejara su lugar en la gobernación a Daniel Scioli.
El distanciamiento se inició tras el conflicto con el campo por la resolución 125 y tuvo su punto álgido al año siguiente cuando en las elecciones legislativas de 2009 Solá se unió a Mauricio Macri y Francisco De Narváez para formar Unión PRO. Esa alianza logró lo que nadie había conseguido: derrotar por primera vez al kirchnerismo en las urnas. Sin embargo, duró poco y años después la definió como "un error".
En 2013 Solá saltó a las filas del massismo y, finalmente, tras más de una década de distanciamiento a finales de 2018 retomaron el diálogo, poco tiempo después de que el exgobernador se decidiera a romper filas con el Frente Renovador para conformar un interbloque propio con otros desertores de ese espacio, legisladores del Movimiento Evita y la diputada Victoria Donda.
En un giro de lo que había sido su construcción política en los últimos años de su mandato, Cristina Kirchner se mostró conciliadora y retomó contactos con muchos dirigentes que habían abandonado su espacio político, e incluso con otros que nunca habían formado parte de la experiencia del Frente para la Victoria.
Además de Solá, volvió a dialogar con el exjefe de Gabinete Alberto Fernández, a quien incorporó a su mesa chica; se acercó al camionero Hugo Moyano; hizo una alianza con Juan Grabois; tejió vínculos a través de terceros con Victoria Donda y Fernando "Pino" Solanas; y selló la unidad con muchos gobernadores peronistas con los que había estado distanciada.
M.S./ D.S.