La presidenta Cristina Fernández de Kirchner retomó este mediodía el uso de la cadena nacional para “escrachar” a periodistas y dirigentes de la oposición. Esta vez la mandataria dedicó parte de su dispersa presentación al extitular de la Federación Agraria Eduardo Buzzi y al periodista Mariano Grondona.
La Presidenta hizo mención a un artículo del diario ultraoficialista Tiempo Argentino donde se informó que tanto el periodista como el dirigente agropecuario hicieron los trámites pertinentes para cobrar los denominados “subsidios progresivos” que impulsó el kirchnerismo y a los que Buzzi se opuso.
"Cobraron y está muy bien que cobren, pero me extraña que en su momento criticaron la medida", dijo la Presidenta después de recordar que el editorialista del diario La Nación cobró $21.615 y que el dirigente rural, 12.106 pesos. "No veía chacarero a Grondona, lo suponía con la Sociedad Rural, pero bueno… Tiene derecho a cobrar", completó.
De esa manera, la mandataria retomó una modalidad que había convertido en un clásico de su gestión: el escrache a los críticos de su gobierno en actos públicos y cadenas nacionales. La modalidad la sufrieron en carne propia periodistas, empresarios, jueces y fiscales.
Entre los más emblemáticos, en agosto de 2012, la Presidenta pidió una “ley de ética pública” para juzgar a periodistas y lanzó un escrache contra el periodista Marcelo Bonelli a quien acusó de hacer lobby en contra de la estatización de YPF a cambio de una coima.
"YPF separaba 11 millones de pesos al año a periodistas. Y había publicidad no convencional. La pagás, pero no aparece (...) Bonelli, un familiar suyo y un socio recibían 240 mil por año”, lanzó.
El periodista de TN salió rápido a contestarle y, luego de desmentir la cifra, dijo que su mujer prestaba servicios como “profesora de inglés” en Repsol YPF. “Tengo todos mis ingresos declarados”, le replicó.
En verdad, lo que le había molestado a la mandataria es que el periodista había publicado un artículo donde afirmaba que el CEO de la compañía, Miguel Galuccio, había presentado su renuncia luego de que Cristina firmara un decreto sin consultarlo.
Otro recordado caso de escraches en actos públicos lo sufrió el empresario inmobiliario Jorge Toselli quién le había dado declaraciones al diario Clarín donde afirmaba que la compra-venta de inmuebles había mermado a causa de la crisis.
“Ni los curiosos entran a preguntar, la sensación que tiene la gente es que si se desprende de los dólares nunca más los va a recuperar”, sostuvo en ese matutino un empleado de la firma.
Dos días después, el 11 de julio de 2012, Cristina salió al cruce: “Una conocida inmobiliaria decía que ya no entraba nadie a raíz de las medidas del Banco Central con respecto al dólar. Y yo quise averiguar por esta pobre gente y llamé a Ricardo Etchegaray a la AFIP y este señor no presentaba declaraciones juradas desde el año 2007”.
El último escrache público lo sufrió la fiscal Fabiana León, amiga personal del fiscal Alberto Nisman, que había promocionado la Marcha del Silencio en las redes sociales.