POLITICA

Deserciones y lealtades de los jefes de Gabinete kirchneristas

Alberto Fernández y Sergio Massa terminaron en la oposición, mientras que Aníbal Fernández y Jorge Capitanich siguen fieles al modelo. El caso Juan Manuel Abal Medina.

Alberto Fernández, Sergio Massa, Aníbal Fernández y Juan Manuel Abal Medina, fueron los "fusibles" de la gestión kirchnerista.
| DyN

Desde la reforma de la Constitución Nacional en 1994, la aplicación de muchas de las nuevas instituciones impuestas desde entonces no permanecieron ajenas a las críticas. Una de ellas fue la creación del rol de Jefe de Gabinete, una suerte de "fusible" político -al estilo primer ministro- que permitiera evitar crisis de Gobierno. Desde la asunción del kirchnerismo en 2003, los encargados de la coordinación de los ministros tuvieron destinos dispares.

El caso de Alberto Fernández. Ejerció en el mencionado rol desde el 25 de mayo de 2003 hasta el 23 de julio de 2008. Fue el funcionario que más duro en ese cargo desde su implementación. Su gestión comenzó a debilitarse rápidamente tras el rechazo en la Cámara alta del proyecto oficialista sobre las retenciones al campo.

Al renunciar expresó que con su dimisión buscaba "oxigenar la gestión de Cristina Fernández de Kirchner". Su labor en el Ejecutivo estuvo marcada por peleas internas y una alta exposición mediática. Él era el encargado de hablar con los medios. Desde entonces se le critica, desde el Frente para la Victoria, su acercamiento al Grupo Clarín. A su vez, el manejo de la caja presupuestaria le provocó no pocos enfrentamientos con Julio De Vido y Guillermo Moreno. También su defensa de Martín Lousteau de Felisa Miceli previamente, lo empujaron hacia la renuncia final. Desde su alejamiento es una de las voces más criticas del "cristinismo".

El exjefe de Gabinete Sergio Massa por su parte, confesó que cuando Cristina Kirchner le tomó el juramento el 23 de julio de 2008, le dijo al oído: "Tenés 30 segundos para arrepentirte". El arrepentimiento llegaría casi un año después, en el 7 de julio de 2009 cuando presentó su renuncia. Su gestión como intendente de Tigre y en el ANSeS -incluyendo su fugaz paso como candidato testimonial- hacían esperar de él, uno de los grandes buques insignias del Gobierno.

Massa comenzó su distanciamiento desde las elecciones legislativas de 2009, cuando la lista que integraba su esposa Malena Galmarini como concejal por Tigre le ganó a la lista del kirchnerismo. Desde entonces se enfrió la relación y la confianza con el Gobierno. No estuvo presente en anuncios de aumento a los jubilados y tampoco participó de las reuniones con los dirigentes del campo. Tras esto, no tuvo más remedio que volver a sus pagos en el Tigre. Las posteriores revelaciones de Wikileaks no hicieron más que confirmar las diferencias entre Massa y los Kirchner. Y el resto es historia reciente, ganó con una amplia diferencia las elecciones legislativas de este año.

El actual senador Aníbal Fernández fue afectado directamente por lo sucedido en el Parque Indoamericano, cuando ejercía como jefe de Gabinete. Desde el núcleo duro del kirchnerismo pidieron su alejamiento y fue premiado con una senaduría. Las generosas partidas para el Futbol para Todos también fueron blanco de críticas. Los chispazos previos con Alberto Fernández, Julio de Vido y Carlos Zannini provocaron el puntapié final.

El último caso, previo a la incorporación de Jorge Capitanich, fue la del politólogo Juan Manuel Abal Medina (hijo). Según trascendió en las últimas semanas y con posterioridad a las elecciones de octubre, varios gobernadores e intendentes del kirchnerismo criticaron la performance electoral de Martín Insaurralde y culparon la gestión y la campaña llevadas a cabo y coordinadas por el entonces jefe de Gabinete. El conflicto del presupuesto de la pauta publicitaria a los medios, el juicio perdido ante Editorial PERFIL, y su bajo perfil, provocaron que fuese uno de los cambios buscados por Cristina en este cambio de aire.