La motosierra del presidente Javier Milei y del jefe de Gabinete, Nicolás Posse, impactó de lleno esta semana en los organismos públicos. El desguace en los recursos humanos del Estado se cristalizó con toda su potencia, ya no solo sobre los últimos contratos que firmó la administración de Alberto Fernández, sino que también alcanza a empleados públicos de décadas de carrera en organismos ejecutivos que, desgraciadamente, nunca resolvieron la precariedad laboral.
En ese marco, las escenas que se viven en las dependencias públicas son dantescas y tristes, según relatan trabajadores y delegados. Los momentos más duros se dan, cuentan, cuando reciben los mails con la notificación oficial de que no se les renovará el contrato, cuando intentan entrar a su lugar de trabajo y son rebotados por los tótems de fichaje o cuando los que todavía no fueron alcanzados por la motosierra ven cómo a su alrededor están vacíos los lugares que durante años cubrieron tareas administrativas de diversa relevancia.
Al repasar el testimonio de los despedidos y las descripciones de las tareas que realizaban, una conclusión que surge con inmediatez es que la mayoría de los despedidos están lejos de ser ñoquis.
Lucas Berengua, meteorólogo del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), trabajó durante 21 años como vocero del organismo. Esta semana le notificaron por teléfono que prescindían de sus servicios y le quitaron acceso a computadoras y material para su trabajo. “Yo no era un ñoqui. No me vengan con ese verso porque hasta ayer mismo a la mañana subí los pronósticos, era el vocero del SMN. Son años de estar a cargo del organismo en la parte de redes, de observación meteorológica y responsabilidad bajo tres centros internacionales”, dijo en una entrevista en Radio Con Vos.
“Perversidad. En la mayoría de los casos hay un dedo perverso que aprovechó para sacarse gente de encima. En mi caso, volar a un profesional. Me despidieron por altavoz. Mientras me echaban, me sacaban la computadora”, dijo al ser consultado sobre el criterio de los despidos. Según contó, en el organismo quedaron diezmadas estaciones de observación meteorológica y por los despidos quedaron afectadas funciones clave. “Los telegramas los mandan por correo interno, pero hay algunos casos que ni siquiera llegan a leerlos porque los dan de baja del sistema. Entonces se enteran de que fueron despedidos cuando llegan a su lugar de trabajo.
El boca a boca y el WhatsApp también son canales de comunicación de los despidos”, le contó a PERFIL Ezequiel Opromolla, delegado de ATE en el Ministerio de Economía. Telegramas o despidos por WhatsApp. No hay ningún criterio: están sacando personas de carrera, gente que estaba concursando por un lugar en otros sectores”, relató.
Según estimaciones, ya van cerca de 20 mil bajas de empleados públicos en el Estado nacional. Prácticamente, no hay organismo que no haya sido afectado, ni Ministerios del Poder Ejecutivo ni representaciones provinciales, ni empresas del Estado.