Después de la derrota, la mano derecha de Vidal se aleja un tiempo de la política

Es el hombre de mayor confianza de María Eugenia Vidal. Se conocieron en 2005 y desde mitad de 2008 se transformó en su sombra, su armador político y su principal consejero. Pero ahora decidió que se tomará un tiempo alejado de la política del día a día, cuando en diciembre le toque dejar su cargo como jefe de Gabinete bonaerense, desde donde manejó el joystick de la gestión y la política de la Provincia.

Federico Salvai decidió tomar distancia del día a día. “Voy a seguir en política y al lado de María Eugenia, pero más cerca de mi familia”, le dijo a PERFIL. “Vidal es mi pasado, mi presente y mi futuro, pero voy a recuperar tiempo con mi familia”, agregó, escueto.

Salvai se alejará de la política transitoriamente: a partir de diciembre se está preparando para armar su estudio jurídico. Aunque seguirá en contacto con la futura ex gobernadora (colaborará con la fundación que ella planea crear), será una señal también para buena parte del gabinete bonaerense: hay muchos de ellos que no conocen el sector privado.

El dato toma relevancia ya que Salvai fue el hombre detrás de Vidal todos estos años. Se conocieron allá por 2005, cuando la entonces joven referente del área social del naciente macrismo fue candidata a diputada nacional por la Provincia y se reunió con él por si entraba al Congreso. En 2008 lo convocó como ministra de Desarrollo social porteña, donde trabajó de jefe de asesores con el mismo perfil bajo de siempre.

Intentos. En materia política fue quien recepcionó pedidos y actuó como jefe de todas las campañas de Vidal: vicejefa en 2011, gobernadora en 2015, las legislativas en 2017 y ahora para la reelección frustrada. Fue también quien negoció con Marcos Peña una serie de intentos frustrados para salvar a la mandataria bonaerense del vendaval de la crisis económica, que impactó de lleno en el conurbano bonaerense. Desde colaborar en candidaturas peronistas para dividir al PJ, el desdoblamiento electoral con la Nación, el plan B y el plan V, y las colectoras con otros candidatos a presidente, fueron ideas que Peña, con el aval de Macri, desechó una por una. Jaime Duran Barba también convalidó la negativa a varias de ellas.

Aseguraban que Vidal podía ganar por la polarización total que se daría. Salvai nunca dejó de sostener que sin alguna de esas variantes irían a una derrota. Por ello, su vínculo con Peña se fue dañando progresivamente. Y se terminó de dinamitar el domingo por la noche, cuando el jefe de Gabinete nacional culpó a Vidal por no haber llegado al ballottage con el Presidente. “¿Alguien en serio en la política puede creer que fue culpa de María Eugenia la derrota de Mauricio?”, se ofuscó el jefe de Gabinete bonaerense.

En estos cuatro años su figura tomó una dimensión central: en términos de gestión, centralizó las directivas, también en materia de comunicación y estrategia, y fue la verdadera mesa chica de la gobernadora. Ella y él. También fue el interlocutor con intendentes, dirigentes y funcionarios de todo tipo y color.

Se hizo amigo de buena parte del gabinete bonaerense. Con Cristian Ritondo (Seguridad) y Gustavo Ferrari (Justicia) se tentaban en las reuniones de ministros.

De todas formas, el último trabajo en la función pública de Salvai en esta etapa será liderar la transición con el futuro gobernador, Axel Kicillof. Por ello, el martes se reunirá con Carlos Bianco, el posible jefe de Gabinete del economista y dueño del Renault Clio que llevó a Kicillof en la campaña.