Agustina Kämpfer dejó estacionado el 13 de julio un Audi A4 gris, propiedad particular del vicepresidente, en la mano izquierda de la calle La Pampa, entre Cuba y Vuelta de Obligado, alrededor de las 20 horas. Al regresar a su vehículo, tras visitar a su hermana, “alrededor de las 22:30”, Kämpfer contó en su declaración que encontró “violentado el cristal trasero izquierdo y advirtió que le faltaba un bolso de tela color negro, el cual en su interior contenía artículos de tecnología siendo dos notebooks y un disco rígido”.
Su historia es como la de muchos vecinos del barrio, según pudo constatar PERFIL. Comerciantes y vecinos tienen muchos relatos que contar sobre robos, arrebatos y motochorros. La diferencias es que se trataba de la pareja del vicepresidente de la Nación, Amado Boudou.
El robo derivó en un nuevo vínculo judicial para la pareja. Kämpfer se encuentra involucrada en las investigaciones por la causa Ciccone, por el uso de su teléfono en llamadas clave, y en la causa por supuesto enriquecimiento ilícito, porque la Justicia investiga su figura como titular de bienes de Boudou.
Frente al robo, la clave del caso está en las dos computadoras portátiles y el disco rígido robado. Si son materiales informáticos relacionados con el cargo público que desempeña su pareja, se trataría de un caso que cae en el ámbito de competencia de la Justicia Federal. Este fue el argumento que esgrimió el fiscal Federico Delgado al interponer un recurso de apelación ante la Cámara Federal para que la causa siga en manos del juzgado federal de Julián Ercolani, quien se había declarado incompetente.
“La declaración de incompetencia efectuada resulta prematura”, argumentó Delgado en un escrito, presentado el 16 de julio, al destacar que “resulta de vital importancia saber si se afectó el patrimonio público o las funciones del señor vicepresidente a quien, por supuesto, es de manual escucharlo en el sumario”.
En las pesquisas preliminares que realizó la Policía tras la denuncia de Kämpfer ante la Comisaría N° 33, en presencia del vicepresidente, quien había sido alertado por su pareja, hubo hasta pericias dactilares sobre el auto. Pero faltaron preguntas básicas. No se identifica la marca o el modelo de las computadoras, algo habitual pues permite identificarlas en caso de que aparecieran en un allanamiento, y los modelos más modernos cuentan con rastreadores que permiten localizarlas.
La Cámara Federal deberá definir si la causa continúa en el fuero federal. En caso de que así ocurra, Boudou deberá, si prosperan los argumentos del fiscal, realizar una nueva visita a Tribunales para aclarar de quién son las computadoras robadas.