El gobernador cordobés, Juan Schiaretti, rompió en llanto hoy una vez leída la sentencia que condenó al represor Luciano Benjamín Menéndez y a prisión perpetua y cárcel común. El primer mandatario provincial había llegado sobre el filo del fallo, junto a su esposa Alejandra Vigo, parte del gabinete provincial y el vicegobernador Héctor Campana.
Al contrario de su antecesor, José Manuel de la Sota, quien en una ocasión le había recriminado a las Madres de Plaza de Mayo "no haber cuidado" a sus hijos, Schiaretti impulsó políticas de derechos humanos tales como la apertura de los archivos policiales.
Poco antes del fallo, Schiaretti -conocido como "El Gringo"- afirmó que "es muy importante para la historia de Córdoba que se pueda juzgar al genocida Menéndez y sus secuaces", y enfatizó que "para alcanzar la paz es necesario conocer la verdad y que haya Justicia. Creo que es importante que sea condenado el terrorismo de Estado".
También resaltó que "los crímenes de lesa humanidad no prescriben nunca" y "deben ser juzgados para que nunca más nos vuelvan a afectar ni se pisoteen los derechos humanos". Schiaretti fue uno de los militantes del peronismo que luego del golpe de Estado de 1976 debió exiliarse en Brasil.
Inclinado a la acción directa en plena dictadura del general Juan Carlos Onganía, en el "Cordobazo" fue uno de los tres dirigentes universitarios del peronismo, remarcaron sus allegados. Estuvo en Ezeiza cuando regresó al país Juan Perón y, en 1975, amenazado por la Triple A, se mudó con su familia a Neuquén. El golpe de 1976 lo obligó al exilio en Brasil. Allí se desempeñó como vicedirector administrativo de Fiat de Mina Gerais, entre 1977 y 1984. Luego fue secretario de Industria del gobierno de Carlos Menem.
Por parte de la Nación se destacó la presencia del secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, quien incluso fue testigo durante este juicio iniciado el 27 de mayo.
Fuente: DyN