Con la expectativa de “darlo vuelta”, tal como reza el audio que se escuchó en las treinta marchas del “Sí, se puede”, el Presidente, Mauricio Macri, tendrá hoy la competencia electoral más difícil de su historia política: intentar alcanzar el ballottage con el Frente de Todos en un escenario de crisis económica y tras perder en las PASO por más de 15 puntos.
A pesar de ello, en el círculo íntimo del jefe de Estado apuntaron a PERFIL que las marchas colaboraron no solo para que recuperara la iniciativa sino para que repita, en público y en privado, que la elección realmente “se puede dar vuelta”.
Ayer Macri pasó el día descansando en su quinta familiar, Los Abrojos, en Malvinas Argentinas, donde almorzó en familia y con amigos. Se dio tiempo para jugar un rato al paddle (a pesar de que la rodilla sigue jugándole una mala pasada) y descansó. Junto a su mujer, Juliana Awada, y su hija Antonia, irá desde allí a votar hoy y luego pasará por la residencia presidencial de Olivos hasta que, pasadas las 20, llegará al búnker de Juntos por el Cambio en Costa Salguero.
La quinta familiar de los Macri –regalo de Franco a cada uno de sus cinco hijos– posee todas las comodidades para un fin de semana: cancha de paddle, de tenis y una de fútbol 11, donde participa de un torneo el equipo dominguero del Presidente, Los Cardenales (allí juegan también el secretario de Legal y Técnica, Pablo Clusellas, y el superintendente de Servicios de Salud, Sebastián “el Dandy” Neuspiller, entre otros). En la casa que ocupa el mandatario hay una habitación para cada uno de los hijos y otra para Valentina, la hija mayor de Awada.
“Las marchas mostraron algo que no podemos medir con encuestas”, dicen en Rosada
Curiosidades macristas: alguna vez, hace más de una década, Macri hizo instalar un jacuzzi en uno de los sectores del living, que da a la arboleda. Eran años de soltero (con intermitencias). Pero la imagen poco familiar lo obligó a sacarlo y hoy allí hay una larga mesa de madera que eligió su actual esposa.
Como sea, en materia electoral, después de las primarias –donde los encuestadores contratados por la Casa Rosada daban un empate técnico– el jefe de campaña, Marcos Peña, se manejó con focus groups y encuestas cualitativas. No obstante, Informe Confidencial, la consultora de Jaime Duran Barba (quien el viernes pasó varias horas en Olivos junto a su socio, Santiago Nieto), siguió entregando números que, o por negativos o por cábala, el oficialismo se negó a filtrar.
De todas formas, el clima en el círculo más cercano al Presidente era de optimismo. “Las marchas mostraron algo que no podemos medir con encuestas”, planteaban en la semana en Casa Rosada. ¿Alcanzará? Al menos le permitirá al jefe de Estado ser la cara visible de una futura oposición si es que hoy Alberto Fernández repite la buena performance electoral de las primarias. Una situación muy distinta a la de 2011, cuando Cristina Kirchner logró ganar sin una cara opositora enfrente: le había sacado casi 40 puntos al segundo, el socialista Hermes Binner.
Especulaciones electorales aparte, hoy Macri votará a las 12 en la Escuela Nº 16 “Wenceslao Posse”, en Juncal 3131, ciudad de Buenos Aires. La misma donde sufragó en las últimas elecciones. Llegará a votar con su vocero, Iván Pavlovsky, su secretario privado, Darío Nieto, y con facturas para las autoridades de mesa y los periodistas que cubrirán el acto. Una rutina que comenzó cuando era jefe de Gobierno porteño y que no cesará hoy.