Cristina Kirchner fue la gran ganadora de la elección de ayer. La ex presidenta fue quien movió primera en el tablero electoral y esa jugada resultó decisiva. Aquella mañana del 18 de mayo propuso a Alberto Fernández como el candidato a presidente del kirchnerismo. Desde entonces, la ex mandataria se concentró junto a su hijo Máximo en el armado de la provincia de Buenos Aires, donde tuvo otro gran acierto, la candidatura de Axel Kicillof.
Cristina dejó en manos de Alberto el rearmado de un peronismo que estaba disperso. Así fue que el ex jefe de Gabinete dedicó los últimos tres meses a juntar las voluntades de los gobernadores justicialistas. La foto de la semana pasada en Rosario con más de una decena de mandatarios provinciales se transformó en triunfos aplastantes en la elección de ayer. Los números fueron categóricos en todo el país. En Santa Fe, el triunfo fue por diez puntos para la fórmula kirchnerista. También hubo victorias en distritos gobernados por el macrismo, como Jujuy, Mendoza y Corrientes. Córdoba fue el único bastión que siguió fiel a Juntos por el Cambio, pero la diferencia fue más acotada que hace cuatro años.
También acertó Alberto Fernández en instalar a la economía en el tramo final de su campaña. El candidato que llega a octubre con casi el 48 por ciento de los votos se mostró firme en el debate con un gobierno que siguió apostando a las expectativas de un 2020 que todavía parece ciencia ficción para millones de argentinos.
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La foto del día después muestra a un gobierno herido de muerte y a una oposición que sumará, de acá al 27 de octubre, todavía más voluntades. Los datos de la mayoría de las encuestadoras y el afán del Gobierno por demostrar que la elección se planteaba pareja, puso sobre la mesa la inutilidad de los “expertos” en medir escenarios electorales. No hubo un solo sondeo publicado en las últimas semanas que hubiera anticipado la derrota catastrófica que se llevó ayer el macrismo.
Cristina salió ayer con un mensaje desde su casa de Río Gallegos. Ahora, volverá a Cuba para visitar a su hija Florencia. Y rearmar su frente judicial y de poder pensando en saludar el próximo 10 de diciembre desde el balcón de la Casa Rosada. La próxima jugada seguirá en sus manos.
