La jefatura de los espías argentinos sufrió otra baja. Ahora se apartó el director operacional de Antiterrorismo de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), el comisario retirado Julián Sidrás. A fines del mes pasado había sido desplazado el coronel retirado Raúl Bertoia, director general de Operaciones y heredero del cargo que en su momento ocupó el mítico Jaime Stiuso. La nueva deserción golpea contra la agencia justo en medio del escándalo abierto en torno a Silvia Majdalani, número dos de la AFI, quien fue acusada por un informante de Juan José Gómez Centurión de ser la responsable de la denuncia que lo obligó a dejar la Aduana. Un revoltijo que exhibe las ásperas dificultades del macrismo para controlar el mundo del espionaje doméstico.
Sidrás provenía de la Policía Federal y respondía al comisario retirado Edgardo Aoun, jefe del área de Crimen Organizado. Había sido señalado como el responsable de traer a la Argentina a Ibar Pérez Corradi, el prófugo del triple crimen de la efedrina; un éxito que se cubrió de sombras cuando el detenido comenzó a denunciar a los adversarios de la interna de la Agencia en vez de entregar narcotraficantes. ¿Qué habían pactado los espías con Pérez Corradi en Paraguay?
A renglón seguido explotó el escándalo de Gómez Centurión, a quien Macri había puesto al frente de la Aduana. Los emisarios de la AFI llevaron la denuncia anónima contra el funcionario macrista al Presidente, quien a su vez le ordenó a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que la presentara a la Justicia. Aquello que Macri desconocía, y que PERFIL pudo reconstruir de diferentes fuentes, es que las escuchas que comprometieron a Gómez Centurión habían sido producto de un seguimiento orquestado entre una empresa privada de inteligencia y financiada por operadores de depósitos fiscales de la Aduana.
El Gobierno prefirió ocultar la participación de los espías. Pero terminó por estallar cuando el empresario Oldemar Carlos Barreiro Laborda, informante de Gómez Centurión, aseguró a PERFIL que la denuncia había sido armada “por alguna rata de AFI”. “La cama nos la hizo (Silvia) Majdalani”, acotó. Los pies cada vez más profundo en el berenjenal.
No fue la única acusación que apuntó hacia los jefes del espionaje macrista. A Gómez Centurión un funcionario de Majdalani, Eduardo Miragaya, lo llamó para que diera marcha atrás con la remoción de Andrés Jorge Pino, uno de los responsables de la Aduana de Ezeiza que había quedado envuelto en una investigación interna.
Los memoriosos recuerdan que la Justicia Federal dejó en el archivo una denuncia contra Miragaya por su papel como fiscal en el fuero de la Seguridad Social. Majdalani lo rescató.