Aunque intentaron mostrarse prescindentes, en el gobierno nacional siguieron la cumbre del PJ en San Luis. En particular, la Casa Rosada monitoreó qué gobernadores e intendentes concurrían y quiénes no.
El termómetro que manejaba el oficialismo entre los mandatarios provinciales era que, en su mayoría, no querían tensionar su relación con el presidente Mauricio Macri y, en todo caso, esperarían a que haya un PJ fortalecido antes de hacer presencia. De hecho, la lista final dejó afuera a la inmensa mayoría de los gobernadores, en particular los que tienen mejor llegada a Balcarce 50.
“Esa cumbre era el tren fantasma, no tenía sentido que estuvieran allí cuando están mirando lo local”, analiza ante PERFIL uno de los funcionarios de la Casa Rosada que siguieron la cumbre peronista.
“Ninguno de los peronistas del futuro va a ser parte. No los vemos siendo parte de la discusión con Adolfo (Rodríguez Saá), La Cámpora y (Hugo) Moyano”, agrega. “No nos preocupa esa foto: tenemos claro que hay varios gobernadores que no se van a plegar a un tren fantasma. Son sectores desesperados y acorralados por la Justicia, buscan la unidad de manera irracional. Los que gobiernan se manejan con otro timing”, concluye la fuente.
En este marco, en el Gobierno respiraron tranquilidad con los ausentes: Juan Manuel Urtubey (Salta), Gustavo Bordet (Entre Ríos), Juan Manzur (Tucumán), Sergio Uñac (San Juan), Sergio Casas (La Rioja), Juan Schiaretti (Córdoba), Domingo Peppo (Chaco), Carlos Verna (La Pampa), Lucía Corpacci (Catamarca), Roxana Bertone (Tierra del Fuego), Mariano Arcioni (Chubut), Gildo Insfrán (Formosa) y Alicia Kirchner (Santa Cruz). Aunque los tres últimos tienen una pésima relación con la Rosada, el resto mantuvo diálogos informales con el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, y el viceministro político, Sebastián García de Luca. Les anticiparon que enviarían a funcionarios provinciales pero que no estarían.
“Ningún gobernador está hoy en una situación de confrontar con el gobierno nacional. Cada uno prioriza sus situaciones personales hasta que el PJ dé la discusión de 2019”, agrega la misma fuente.
En ese marco, en el oficialismo observan que los gobernadores peronistas están analizando sus propias reelecciones o su futuro político, incluso en los casos en que perdieron en 2017, como Juan Manuel Urtubey (Salta) o el “Gringo” Juan Schiaretti, de Córdoba.
“La ausencia de hoy tiene que ver con que están más pensando lo provincial que lo nacional”, acota otro de los funcionarios con despacho en la planta baja de la Rosada. “Pelearse con Macri antes de tiempo no tiene sentido, tienen que seguir gobernando dos años, por eso van a especular hasta último momento. Lo mismo con los intendentes del Conurbano”, completa.
Un caso concreto que podría ser un leading case de los problemas para reordenar el peronismo: la embestida silenciosa de Coqui Capitanich, intendente de Resistencia, al gobernador Peppo, quien fuera propuesto por él. Hoy buena parte del gabinete de Peppo está denunciado por presuntas irregularidades y en Chaco afirman que Coqui fue el cerebro detrás de una fiscal de Justicia Legítima nombrada en sus años como gobernador.