Una de las consecuencias de la corrida cambiaria y la crisis política que repercutieron en la imagen del Gobierno es que recrudeció el furor por las en-cuestas. Por lo menos cuatro encuestadores consultados por PERFIL reconocieron que la demanda de números frescos, tanto de oficialistas como opositores, creció en las últimas semanas al calor de la incertidumbre política.
"A mí ya me llamaron de un lado que no me estaban llamando antes", relató uno de los consultores, al tiempo que pidió cautela con el "salir todos como locos", pero consideró "lógico" el furor porque "todos empiezan a creer que tienen chances y salen a medir". Al día siguiente, se comunicó para contar las novedades: "Me acaban de llamar de otro lado más".
Hasta principios de mayo, en el mundo dirigencial existía un consenso generalizado de que Mauricio Macri se encaminaba a ganar la reelección el año próximo. Los atisbos de imponer el lema #Hay2019 que tenían algunos peronistas era visto más como una estrategia de posicionamiento que como una real lectura del escenario electoral. Sin embargo, ahora todo se dio vuelta.
"Siempre creí que antes no estaba asegurado el triunfo, como ahora creo que sigue teniendo buenas chances de ganar", expresa otro de los consultores. En las últimas semanas, notó una exacerbación en las consultas de los políticos. "Hay una vocación por saber cómo está impactando todo", explica.
"Todos quieren entender cómo quedaron parados después de la `turbulencia'", describe un tercer encuestador que ratifica el aumento de la demanda
Para las empresas tiene su lado positivo, porque implica la posibilidad de sumar nuevos clientes. Pero no todos celebran. El furor por las encuestas tiene como contraparte la proliferación de encuestadoras nuevas con pocos antecedentes en el mercado. "Solo cinco consultoras llegamos a medir bien todo el panorama", aclara uno de los históricos.
El problema es que la vorágine por saber -y así definir estrategias- se mezcla con las operaciones políticas. A río re-vuelto, no faltan los dirigentes que empiezan a difundir son-deos de opinión con escenarios de intención de voto que, supuestamente, los dejarían bien posicionados. Los especialistas aclaran que en los años no electorales no tiene mucho sentido difundir encuestas con candidaturas todavía inexistentes. Y mucho peor consideran que es difundir eventuales escenarios de ballottage. "Se ponen nombres que hoy no tienen ni media chance de llegar a una segunda vuelta", exclama uno de ellos. Los pases de factura entre encuestadores es cada vez más normal. La recomendación, en cambio, es evaluar la imagen del Gobierno y de los dirigentes. Y con una constancia en el tiempo, así permite ver las curvas. "Aumentaron las consultas y algo más el laburo", cuenta un cuarto encuestador, que sobre todo recibe llamados de opositores. En el caso de los oficialismos, tanto el nacional como los distritales, uno de los consulto-res aclara que lo que están pidiendo son reacciones más seguido: "Pasaron de una a tres veces por mes. Quieren saber cómo está im-pactando cada acción de gobierno".