El paso por la Justicia del juez federal Norberto Oyarbide siempre estuvo marcado por un factor común: el escándalo y la polémica. Como era de esperarse, su partida también tiene estos condimentos y eligió renunciar a su cargo acorralado ante la posibilidad de que el Consejo de la Magistratura le iniciara un juicio político.
Sin embargo, como dice el refrán, "una mancha más al tigre" no sería problema en un magistrado que supo acumular más de 40 pedidos de juicio político en su contra.
Fue en 2001 cuando el juez sobrevivió al juicio político luego de que Luciano Garbellano lo acusó de haberle brindado protección a su prostíbulo a cambio de 15 mil dólares al mes y servicios sexuales. Para ese entonces, Oyarbide llevaba dos años en el centro de un escándalo por ser cliente vip del local Spartacus.
En ese momento, fue acusado de irregularidades y suspendido por el Senado pero, aunque la mayoría dijo que había que destituirlo, se necesitaban dos tercios de los votos. Oyarbide contó con un guiño del destino: la votación se realizó el 11 de septiembre de 2001, día del atentado contra las Torres Gemelas en Estados Unidos, y los dos tercios nunca se hicieron presentes. De esta manera, pese a la gran cantidad de pruebas en su contra, el juicio no avanzó.
Ocho años después, en 2009, Oyarbide sobreseyó al matrimonio Kirchner en la causa por enriquecimiento ilícito, y Carrió pidió su juicio político por mal desempeño. Había considerado que era legal el incremento del 158% por ciento en la declaración jurada de bienes de la pareja.
Otro de los pedidos de juicio político surgió por un anillo que dijo que había comprado en Punta del Este y cuyo valor ascendía a los 250 mil dólares. Sin embargo, se demostró que lo había alquilado por US$ 7500 dólares por mes. De todos modos, este dato desencadenó que se lo investigue por supuesto contrabando al haber ingresado el anillo sin declararlo. Pese a todo, fue sobreseído.
Posteriormente, intentaron enjuiciarlo al negarse a colaborar con la investigación del juez Claudio Bonadio, que tenía bajo la lupa a la Obra Social de los Camioneros, por subirse alcoholizado a un escenario con el cantante La "Mona" Jiménez, por su rol en la causa por la mafia de los medicamentos, por el escándalo con Sergio Schoklender por los fondos de las Madres de Plaza de Mayo.
Incluso, el presidente Mauricio Macri, cuando era jefe de Gobierno, lo denunció por un supuesto complot junto al kirchnerismo por el caso de las escuchas telefónicas ilegales. Finalmente Macri no llegó al juicio oral en esa causa por decisión del juez Casanello.
Otra de las polémicas que protagonizó Oyarbide surgió luego de que sobreseyó a Amado Boudou en la causa por las refacciones en el despacho de la vicepresidencia del Senado y fue señalado por el diputado Claudio Lozano por cajonear dos causas por irregularidades de fondos cuando el funcionario era titular de la ANSES. También se lo investigó por maniobras fraudulentas en el canje de bonos de la deuda en 2010.
En 2013, el consejero Alejandro Fargosi, lo denunció por mal desempeño y pidió el juicio político de Oyarbide por su actuación en una causa por presunto lavado de dinero en pases de jugadores de fútbol a través de la financiera Alhec, de la que fue apartado por la Cámara Federal por su tramitación irregular.
Como si fuera poco, el exjuez fue imputado por un supuesto pedido de coimas y cuestionado por su forma de vida llena de lujos y las irregularidades en su patrimonio. Esto último provocó que el senador nacional Mario Cimadevilla y el diputado Oscar Aguad, integrantes del Consejo de la Magistratura, insistieran con el juicio político por encubrimiento y protección del proxenetismo.
Sin embargo, una acusación final pesó contra Oyarbide: la suspensión de un allanamiento tras recibir el llamado telefónico de Carlos Luizzi, segundo de Carlos Zannini en la Secretaría de Legal y Técnica de Presidencia de la Nación. Un prontuario extenso y polémico. A tono con el fin de su carrera.