“Por primera vez en la historia habrá visitas presidenciales en tres años consecutivos”, enfatiza Tom Cooney, el encargado de negocios que tras la salida de Noah Mamet quedó a cargo de la Embajada de EE.UU. en Buenos Aires. De esa forma, Cooney ratifica la posibilidad de que Trump visite la Argentina el año próximo, en una nueva muestra de respaldo que en su énfasis contrasta con las dificultades que el Gobierno enfrenta en el ámbito local.
— Fue muy importante para el presidente Trump renovar su amistad con el presidente Macri, porque se conocían desde los años 80 –evalúa el diplomático durante una charla con PERFIL en la residencia del embajador–. La química personal entre ambos fue evidente, sincera y genuina. Nosotros estamos enfocados en construir una relación de largo plazo estable, madura y positiva, que no depende sólo de dos mandatarios. Queremos evitar las altas y las bajas que vimos en las décadas recientes. Fue una semana importante para la relación.
—¿Y cómo explican las altas y bajas que atravesó la relación?
—Prefiero enfocarme en el futuro. Desde el año pasado vimos una gran mejora en la relación. Y lo que me da confianza es que el cambio positivo comenzó en la administración demócrata de Obama y continuó en la republicana de Trump. Por primera vez en la historia habrá visitas presidenciales en tres años consecutivos. El año que viene es muy probable que Trump venga a la Argentina para la cumbre del G20.
—Más allá de los gestos, la realidad es que la economía argentina enfrenta serios problemas.
—La economía argentina estuvo en una situación sumamente difícil hace un año y medio. Ahora todavía está en el proceso de reconstrucción. Está en el buen camino. El presidente Trump y todos los sectores en Estados Unidos aplauden las reformas que impulsó el Gobierno. Pero hay más para hacer. No se puede cambiar de la noche a la mañana. La economía está mejorando un poco. Para los inversores es importante el clima de negocios. —Desde 2006, la Argentina enfrenta un déficit en su comercio con Estados Unidos.
—En el pasado, la economía argentina estaba cerrada. Ahora el Gobierno implementó reformas para abrirla y reinsertarla en el mundo. Con esta apertura el comercio va a crecer y eso puede afectar el equilibrio de la balanza comercial. Pero creo que va a ser beneficioso para los consumidores y para mejorar la competitividad de las empresas.
—Estados Unidos promueve el libre comercio pero se muestra cada vez más proteccionista.
—Todo el mundo habla de protección pero creo que todavía es temprano. Trump está aún armando su gabinete. Recién se confirmó al secretario de Agricultura. Y eso fue un desafío para el caso de los limones. La idea es ampliar el comercio. Y crear puestos de trabajo en ambos países. Eso no es proteccionismo.
—Tras la asunción de Macri, EE.UU. reabrió la oficina de la DEA en Argentina. En el encuentro entre presidentes un eje fue la seguridad. ¿Qué planes existen?
—Yo veo en los medios que aluden a la DEA como una organización misteriosa, que tiene poderes o algo así. Es una organización dedicada al combate del narcotráfico. Tiene mucha experiencia. Y queremos compartir esa experiencia. Está también el FBI, el Departamento de Seguridad Nacional y del Departamento de Estado. La cooperación está a disposición del Gobierno, tanto a nivel nacional, provincial como a veces también con las ciudades. Sobre todo en narcotráfico y financiamiento del crimen y del terrorismo.
—¿Cuál es la salida que impulsa Estados Unidos para Venezuela?
—La salida no será fácil. Es una crisis humanitaria cada vez más grave. El Gobierno no está respetando las instituciones democráticas. Argentina está ocupando un lugar de liderazgo que apreciamos mucho. Estamos colaborando con Argentina, México, Canadá, para subir la presión en el gobierno de Maduro para que no haya más violencia y respeten las instituciones. n
