Alberto Nisman interrumpió sus vacaciones y regresó a la argentina el 12 de enero con la misión de denunciar a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner por presunto encubrimiento a Irán en la causa AMIA, dos días más tarde.
El fiscal federal -entonces a cargo de la causa AMIA. puso en el tapete miles de conversaciones telefónicas. En algunos de ellas se escuchaba al agente iraní Alejandro “Yusuf” Khalil hablando con el dirigente oficialista Luis D’Elía, y el líder de Quebracho Fernando Esteche sobre el memorandum de entendimiento con Irán. En los audios, supuestamente, pactaban la apertura de negociaciones comerciales entre ambos países.
La causa se convirtió desde un principio una “papa caliente” para la Justicia. La jueza Servini de Cubría eligió no abrir la feria judicial para instruir la causa, mientras Nisman se presentaba en el canal Todo Noticias para explicar su denuncia.
Tres días después, el fiscal apareció muerto en el baño de su departamento de Puerto Madero. Al día siguiente tenía previsto visitar el Congreso para ampliar los detalles del expediente. El deceso fue confirmado por Vivian Fein, quien instruyó el operativo aquella noche. A tres meses, la causa sigue caratulada como “muerte dudosa”.
El lunes 19 de enero se habilitó la feria judicial para tratar la denuncia. Los jueces Lijo y Rafecas se disputaron la competencia de la causa, que quedó en manos del segundo. El 26 de febrero el magistrado decide desestimar la denuncia.
El 3 de marzo el fiscal competente, Gerardo Pollicita, apeló el fallo y lo envió a la Cámara Federal. Los jueces Freiler, Farah y Ballestero desestimaron la denuncia en segunda instancia. El fiscal de cámara Germán Moldes mejoró la presentación de Pollicita y apeló esta vez ante la Cámara de Casación.
Sin embargo, no habrá fallo en tercera instancia. La causa, que no fue investigada, ingresó a Casación con el fiscal de Justicia Legítima Javier De Luca, que descartó de plano el trabajo de Moldes y Pollicita.
De esta manera, en tres meses cambió por completo el panorama. El fiscal Nisman, que se mostraba entusiasmado con su presentación, murió en circunstancias dudosas. Su denuncia corrió la misma suerte en Tribunales, a manos de un juez, dos camaristas y un fiscal.