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Fuerzas sembradas: alquilan campos militares a los gigantes sojeros como Grobocopatel y Soros

Las insólitas contradicciones del discurso K: dice luchar contra la "sojización" y la propia Cristina denuncia la "timba de los alimentos", pero se arriendan terrenos fiscales a los que hacen justamente eso.

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| Citizen Kane
Apenas el primer chacarero salió a las rutas, allá por marzo, la presidenta Cristina Kirchner se aferró a su argumento: el aumento de las retenciones móviles no respondía –según dijo– al deseo de seguir engordando la recaudación fiscal, sino que tenía el espíritu de modificar la matriz agrícola y frenar la “sojización” del campo para defender la mesa de los argentinos. Cristina Kirchner repitió esta idea en la Casa Rosada, en Parque Norte y por cadena nacional. La soja se convirtió en el enemigo público número uno para el Gobierno.

Pero la mandataria se olvidó de un detalle que parece incongruente con esa idea: en los últimos años, el Estado ha arrendado a productores privados miles de hectáreas pertenecientes a las Fuerzas Armadas, especialmente al Ejército Argentino, para la siembra y cosecha de este “yuyo” tan maltratado por toda la administración nacional.

Si fuera un campito, un terreno perdido, podría pensarse en la casualidad, en un descuido, e incluso en algún hecho de corrupción regional. Pero como se trata de miles de hectáreas repartidas entre varias provincias, en las mejores zonas agrícolas del país, aparece como una práctica habitual y extendida que se realiza dentro de los marcos legales por decisión del Estado, y no por desidia. Así, en Córdoba, en Entre Ríos y en Buenos Aires los patios del Estado nacional están alfombrados en su mayoría con soja.

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