POLITICA
a tres semanas de la visita de macri

Gestos de la Casa Rosada para mejorar la relación con el Papa

Monseñor Lozano, cercano a Francisco, gestionó el encuentro con la Tupac Amaru en Gobierno. Para acercar posiciones, el Ejecutivo favoreció a una agrupación cercana al líder religioso.

Reunion. Lozano, Garfagnini y Pérsico, antes de pedir por Sala en Gobierno.
| Cedoc Perfil
A 21 días de que el papa Francisco reciba a Mauricio Macri en el Vaticano, el Gobierno acumula gestos simbólicos y materiales para congraciarse con el jefe de la Iglesia. Porque si la relación entre ambos nunca fue del todo fluida, la detención político-judicial de la líder de la Tupac Amaru, Milagro Sala, la trabó un poco más.
“Las dos partes tenemos que superar algunos prejuicios”, admitió el jefe de Gabinete, Marcos Peña, ante el dirigente de la Tupac Amaru Alejandro Garfagnini, quien fue a Casa de Gobierno acompañado por Emilio Pérsico, del Movimiento Evita, más el titular de la Pastoral Social, el obispo Jorge Lozano.
Muy cercano al Papa, Lozano blanqueó su malestar por la detención de Sala, que ya lleva más de veinte días presa en Jujuy. El viernes 29 de enero, en una nota de opinión muy explícita publicada en La Nación, Lozano pidió “no caer en lo que Francisco llama ‘sutil xenofobia’, bajo el noble ropaje de lucha contra la corrupción o el clientelismo”.
Al lunes siguiente, Lozano se reunió con los delegados de la Tupac y del Movimiento Evita en la Conferencia Episcopal, donde los militantes le pidieron que mediara con el macrismo para lograr la liberación de Sala. Lozano llamó directamente a Peña, el funcionario más influyente del Gobierno, y les consiguió una cita en Casa Rosada. Así, ante esa amable presión eclesiástica, el macrismo aceptó recibir a un representante de la Tupac (además de Peña, estuvo el ministro Rogelio Frigerio, y el secretario de Culto, el “Obispo” Santiago de Estrada), horas antes de que el Presidente se reuniera con el gobernador Gerardo Morales, archienemigo de Sala.
Por debajo de esa concesión por ahora protocolar, el macrismo concretó una ofrenda más concreta hacia una agrupación muy identificada con el Papa. Se trata de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), un espacio heterogéneo de trabajadores precarizados (cartoneros, vendedores ambulantes, campesinos, costureros, artesanos y obreros de empresas recuperadas), que reúne a más de 10 mil cooperativistas. Tras varias reuniones en los Ministerios de Trabajo y Desarrollo Social, la CTEP consiguió que el Gobierno les confirmara la cesión de la personería social. “Triaca se comprometió a darnos un aguinaldo social de $ 2.600”, comenta Esteban Castro, del Movimiento Evita y la CTEP.
“Ven que tenemos despliegue nacional y no estamos atados a una identificación partidaria. Además está lo del Papa, aunque para Francisco hay temas más importantes, como la detención de Milagro”, opina un miembro de la CTEP, por estos días de visita en el Vaticano.