POLITICA
SECRETOS Y PODER POLTICO

Guerra de espías detrás de la muerte de ‘El Lauchón’

Trabajaba para un sector de la ex SIDE y fue baleado en un extraño operativo policial. El trasfondo de un caso que revela la interna en los servicios de inteligencia. Galería de fotos

Pedro Tomás Viale, alias Lauchón.
| Cedoc.

Acribillar de ocho balazos a Pedro Tomás Viale, un espía de la Secretaria de Inteligencia (SI) apodado “El Lauchón”, fue como patear un hormiguero. El hecho fue presentado como un caso policial que terminó en un tiroteo entre policías de un grupo especial y un agente de inteligencia desleal que integraba una red de narcotráfico, pero detrás de esa escena se vislumbra una guerra interna entre espías de la que el Gobierno prefiere no hablar.

Unas ochenta personas despidieron ayer los restos del agente. Se vieron algunos rostros de la cúpula de la SI y hubo disimulados pases de factura. Los funcionarios se disimularon entre la neblina. La ceremonia se hizo respetando las reglas de los que allí estaban: el secreto.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

El Lauchón no era un agente más de la SI. Era amigo íntimo y lugarteniente de uno de los hombres más fuertes de la estructura de inteligencia del país, el tercero en la estructura de mando de ese organismo: Antonio Horacio Stiuso, alias Aldo Stiles, o simplemente Jaime, director General de Operaciones de SI, con 41 años en el organismo y una colección de enemigos en todos los ámbitos.

“Asesinarlo e involucrarlo en una causa de narcotráfico es directamente tocarlo a Jaime. Se lo quieren llevar puesto”, aseguró a PERFIL un hombre del riñón de Stiuso. Otros dos espías que trabajan para el organismo y un recientemente retirado oficial de la Policía Federal, que conoce el paño, comparten la misma hipótesis.

El 9 de julio, mientras El Lauchón moría desangrado a las 6.40 de la mañana en el baño de su casa de Rocha Blaquier 1502, en localidad de Moreno, la policía bonaerense realizaba de manera simultánea 18 allanamientos ordenados por el juez Federal de Tres de Febrero, Juan Manuel Culotta, en el marco de la misma causa. Entre los doce detenidos se encontraba Luciano Viale, uno de los hijos del espía muerto. Ese mismo día, en el acto central por el Día de la Independencia que se celebró en Tucumán, el jefe de la ex SIDE, Héctor Icazuriaga, estuvo con su celular pegado al oído.

Jaime actuó rápido y dio luz verde para que actúe su abogado personal y amigo, Santiago Blanco Bermúdez. El letrado también representa al Lauchón, con quien mantenía una amistad de más de veinte años. Luciano quedó en libertad en menos de 24 horas.

A Jaime se lo ve “dolido”. “No tenemos ninguna hipótesis, esa es la verdad. El Lauchón era un tipo que operaba, no se metía en cuestiones políticas. Tenía mucha experiencia, el operativo del Grupo Halcón estuvo lleno de irregularidades”, se lamenta uno de los hombres que participó del entierro de ayer.

A mediados de mayo en los pasillos de la base que tiene la ex SIDE en la calle Billinghurst corrió la versión sobre una “guerra interna” que estaba por estallar. Un rumor más al que pocos dieron importancia. El 30 de mayo, por la noche, el secretario de Comunicación, Alfredo Scoccimarro, anunciaba que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner había designado como ministro de Seguridad a Arturo Puricelli y como ministro de Defensa a Agustín Rossi y que la ministra de Seguridad, Nilda Garré, como embajadora ante la OEA. Después llegó la asunción del subjefe del Ejército y jefe de Inteligencia, César Milani, como jefe de la fuerza. El militar, además de contar con una caja para “inteligencia estratégica” de 333 millones de pesos, goza de la amistad de Fernando Pocino, el director de Reunión Interior de la SI que se jacta de tener “línea directa” con la Presidenta.

Los trascendidos de que la mandataria había perdido confianza en la ex SIDE y la llegada de la campaña electoral anunciaban una “guerra de carpetazos. Desde que el Gobierno inyectó, progresivamente, mayor presupuesto para Inteligencia de Ejército, los espías de carrera de la SI comenzaron a ver con desconfianza a Milani. El Ejército, aunque no tiene hipótesis de conflicto, cuenta con una caja para espionaje que es más de la mitad que la que tiene la ex SIDE y superior a sumatoria de toda la partida que el Estado destina a las fuerzas de seguridad federales.

Hace tiempo que Francisco Larcher, número dos de la SI, “está en Siberia”. Congelado. Era un sostén político para Stiuso. “Cristina lo detesta, ‘Paco’ está fuera de juego”, reconoció una fuente de la Casa Rosada. Los rumores sobre la intervención oficial de la fiscalía especial de la AMIA como consecuencia de la postura critica del fiscal Alberto Nisman sobre el polémico memorándum con Irán, es otro detalle que lima a Stiuso.