Margarita Muñoz de Ubaldini es la viuda del histórico secretario general de la CGT. Hoy tiene ganas de hacer política y revela que su ex marido “salvó” a Hugo Moyano de una causa por drogas. Asegura también que Luis Barrionuevo juega al golf con el juez Claudio Bonadio.
—¿Cómo conoció a Ubaldini?
—Fue un 28 de enero de 1993 en Mar del Plata, en casa de amigos en común. Se le tiraban las mujeres de tan público que era. Lo reconocían hasta en Cuba o Brasil. En abril ya nos fuimos a vivir juntos. Yo, de casualidad, conocía a Alfonsín porque viví con mis padres en Chascomús, y era amiga de Ricardo y de Raúl. Tenían una muy buena relación de respeto y diálogo con Saúl.
—O sea que lo conoció cuando ya no tenía tanto poder.
—Saúl acompañó durante toda la campaña a Menem como secretario de la CGT. Menem después le ofreció la embajada en España y un maletín con dinero, y no aceptó ninguna. Ahí quedó relegado en la CGT, y lo conocí en el llano total.
—Desde 2003, él estuvo con el kirchnerismo.
—Néstor lo conocía de Santa Cruz. Fue diputado del bloque y estuvo cerca, pero tenía sus preocupaciones. Me quedó grabado un día que estábamos almorzando y le dije que todo estaba muy caro. Me contestó: “La que se viene”. Ya vislumbraba un panorama como el que se vive hoy.
—¿Cómo ve a Cristina?
—El político que marcaba la ruta era Néstor. Y a Cristina la veo muy sola, con un entorno que es el que maneja todo.
—¿Se perdió el respeto por el sindicalismo?
—Sí, después de Saúl hay un sindicalismo empresario. Las obras sociales hoy son empresas. ¿Cómo se puede entender que Moyano quiera poner a alguien de su riñón y aportar dinero para Independiente? ¿Con la plata de quién?
—¿Ubaldini se enriqueció?
—No, para nada, ni nos dejó ricos tampoco.
—¿Y los gremios?
—El sindicalismo usa la misma metodología con todos los gobiernos. Se enriquecieron con Menem, y en el segundo mandato de Menem empezaron los operativos de destitución, porque se les terminaron los negocios. Es el mismo operativo que están haciendo ahora: ven un gobierno en retirada.
—¿Cómo era la relación de Ubaldini con Moyano?
—En el último año, cuando Saúl termina (su mandato como diputado) en diciembre de 2005, ahí se cortó todo, ya no sonaba ni el teléfono. El único que en ese momento lo convocó fue De Vido, que lo tomó como asesor en Planificación. Después no lo llamaba nadie. Te digo más: al Sanatorio Mitre (donde pasó sus últimas horas) lo fueron a ver Moyano, que entró con todo el misterio por la puerta de atrás, Recalde (Héctor) y creo que Tomada (el ministro de Trabajo). No es que se llevaba bien con Moyano, siempre hubo mucha envidia. Recuerdo un acto en un club de Vicente López y entra Saúl con Moyano. Todo el mundo empezó: “Saúl, querido, el pueblo está contigo”. Y Moyano, que era secretario de la CGT, pasó inadvertido. Había celos.
—¿El último paro fue destituyente?
—¿Y por qué hicieron el paro? Están armando el camino para el próximo que venga.
—Si Ubaldini estuviera vivo, ¿cómo jugaría políticamente?
—Estaría tratando de unificar todas las CGT que hay.
—En su Facebook publicó: “Moyano, acordate del cajón de tu escritorio, vos sabés de qué hablo, y no precisamente de dinero, y fue Saúl quien te salvó”. ¿Qué había en el cajón y cómo lo salvó Ubaldini?
—No sé lo que había adentro. Moyano mismo dijo que le metieron algo en el cajón del escritorio...
—¿Cuando denunció que Duhalde y Menem le plantaron droga en el ‘89?
—Saúl lo salvó de eso. Lo comenté, pero no puse ni qué había ni quiénes.
—¿Y cómo lo salvó?
—Creo que le avisó. Que se enteró, o llegó primero, cuando se enteró. Y Moyano no me atiende, se hace el tonto. Se olvida de un compañero que estuvo al lado de él y dejó a dos chicos. ¿Dónde estaba en la dictadura? ¿En Mar del Plata? Recalde es otro que nos hizo a un lado cuando creció bajo el ala de la CGT de Saúl y pasó a ser abogado de muchísimos gremios.
—También en su Facebook contó: “Barrionuevo hizo sus negocios, y es tan vivo que juega al golf con un juez”. ¿A quién se refería?
—Creo que jugaba al golf con Bonadio. No sé por quién está protegido, nunca se dice nada de él. Es rico, tiene plata, ¿alguien investiga algo de Barrionuevo? Para cualquier político que se le acerque, y muchos ya tomaron distancia, estar con Barrionuevo es el abrazo del oso.
—El hijo mayor de Ubaldini trabaja con el Momo Venegas en el sindicato de peones rurales, ¿no?
—El hijo mayor de Saúl jugó con el PRO porque Duhalde lo ubicó en Avellaneda como candidato a primer concejal. Pero no entró. Con el apellido solo no alcanza, hay que hablar mucho con la gente. Y Saúl era Saúl: podés llevar el mismo nombre pero si no caminás, si no te acercás a la gente, lo demás no alcanza.