“Competidor espejo”. De eso se hablaba en el entorno presidencial a principios de 2013, cuando el oficialismo quería frenar el romance que mantenía el intendente de Tigre, Sergio Massa, con el electorado bonaerense. Por eso, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner depositó su confianza en otro jefe municipal de características similares: Martín Insaurralde. Pero aquello que nació como una “esperanza blanca” terminó un año después con la renuncia a la banca y la vuelta a la intendencia de Lomas de Zamora.
La partida de la Cámara de Diputados por parte del lomense es tan sólo la confirmación de una realidad que empezó a vislumbrarse el 17 de noviembre de 2013, cuando el entonces novio de Jesica Cirio aceptó fotografiarse junto a Sergio Massa durante un evento de la revista Caras. Quizás, el primero en advertir esta situación fue el explosivo dirigente Luis D’Delía, que salió a fustigarlo apenas un mes después de la elección: “Nunca más Capriles vs Capriles, Massa vs Insaurralde”, escribió.
No era una rivalidad más a la que el líder de Miles acostumbra a mantener, y a la que se sumaron, de a poco, otros dirigentes que vieron en el ignoto jefe comunal de uno de los partidos bonaerenses más poblados a un inteligente “traidor” a la causa kirchnerista. La respuesta de Insaurralde, lejos de fiel, resultó ambigua.
Sin mayor peso político dentro del FpV, pero codiciado por el gobernador Daniel Scioli y el propio Massa, el paso de Insaurralde por la Cámara de Diputados le traía más problemas que reconocimientos: cada vez que votaba medidas clave que impulsaba el oficialismo, se ganaba las críticas de la oposición. Dentro de su propio partido no tuvo mayor peso legislativo, aunque alguna vez logró hacer tambalear alguna sesión.
Tal es así, que el lomense estuvo ausente en el 66% de las sesiones. Nunca se abstuvo ni votó en contra de ningún proyecto. La presencia de Insaurralde en el recinto sólo se daba por el mero compromiso de ir a votar de manera afirmativa por el pedido de la jefa de bloque, Juliana Di Tullio, encargada de llevar las cuentas del oficialismo.
Sin embargo, su compromiso con el partido, de votar a favor de leyes controvertidas como la Ley de Abastecimiento, Hidrocarburos, Acuerdo con Repsol, el Cambio de jurisdicción para el pago a bonistas, entre otros, suponían un costo político pero no fueron recompensados por el partido.
El primer proyecto anunciado por el hoy exlegislador para bajar la ley de imputabilidad le valió la reprimenda de los históricos Conti y Kunkel. "Yo he presentado en la Cámara de Diputados la ley de armas cero, la ley de barrabravas, el régimen penal juvenil, todos temas de compromiso con los vecinos de la Provincia, y ninguno de ellos fueron tratados", se quejó hoy el dirigente, en declaraciones radiales.
Mientras el ahora ultraopositor Massa aseguraba que en caso de integrar el Frente Renovador, el lomense tenía que explicar “por qué votó a favor de las leyes chavistas”, el diputado kirchnerista Carlos Kunkel reconocía el error de “poner a un marmota” en los comicios del 2013 que, para peor, terminaron en derrota.
Aunque todavía no cumplió con el trámite formal de renunciar a su escaño, Insaurralde vuelve a tierras conocidas. Desde el Palacio municipal, decidirá si se ampara en Scioli para pelear la gobernación o le da las explicaciones que pida el massismo para sumarse a sus filas.