Jerónimo Moyano, el hijo menor de Hugo Moyano, producto de su relación con Liliana Zulet, comenzó a transitar su propio recorrido gremial a la cabeza de la Juventud Sindical de Camioneros y acompañando a su padre en reuniones de envergadura.
Con 22 años, además sigue de cerca lo que sucede en la política nacional, no tiene problemas en hablar de la relación familiar, en medio de versiones de internas, y hasta se anima a dar una impresión de lo que pasa en Independiente, club que gestionó el exlíder de la CGT.
“Desde que tengo uso de razón fui a los actos del gremio. Es parte de mi vida”, sostuvo Jerónimo en su conversación con PERFIL en torno a sus comienzos y denuncia que su familia es víctima de una persecución judicial, pero no muestra temor.
—¿No le quedó otra opción que encarar un camino sindical?
—No es que no me quedó otra: nací en esto, desde que tengo uso de razón fui a los actos del gremio. Es parte de mi vida y tengo vocación además como el resto de mi familia.
—¿Cuándo decidió dar el salto?
—Desde muy chico, siempre me interesó la política y la actividad sindical. Me crié en esto y se fue dando todo naturalmente. Terminé el colegio, empecé la facultad y me metí en el gremio activamente.
Nosotros apostamos a que siga gobernando el peronismo, unificado
—¿Qué rol cumple?
—Estamos en la Juventud Sindical, trabajamos en la formación y capacitación para todos los trabajadores. Y gracias a Hugo y Pablo, hay tanta representatividad en los trabajadores, por las conquistas que se generaron, que nuestros jóvenes siempre acompañan, militan. Es un orgullo.
—¿Cómo está viendo el escenario para el trabajador?
—Muy difícil, hay más de un 100% de inflación interanual, los trabajadores vienen de años de pérdida de su poder adquisitivo. Esto es producto de las políticas del anterior gobierno y a éste, al cual acompañamos, se le complicó.
—¿Cuál debe ser la salida?
—Primero, los gremios nos tenemos que ordenar bien, nos tenemos que mantener unidos en todo el debate que se está dando. Y en base a eso, empezar a generar proyectos.
—¿Qué proyectos se necesitan?
—Estoy convencido de que las organizaciones sindicales como representantes de los trabajadores tienen que tener lugar en la mesa de discusión política, somos el aspecto más importante de la economía: representamos a quienes generan la riqueza del país. Después, nos tenemos que poner de acuerdo para poder avanzar.
—¿Por qué piensa que el sindicalismo perdió credibilidad?
—Hay una estigmatización desde hace mucho tiempo, de ciertos intereses por parte de la clase política y económica. Eso deriva en que los medios que responden a esos intereses son muy críticos contra los trabajadores y el sindicalismo. Pero estamos ocupados en lo que dicen nuestros afiliados, a quienes representamos. Y la verdad, en Camioneros, Hugo está hace 36 años y siempre estuvo defendiendo los derechos de los trabajadores y en contra de políticas que favorezcan a los sectores económicos. Por eso es querido. También es cierto que en el sindicalismo, como en todos los ámbitos, hubo errores y no se puede negar.
—¿Le tiene miedo a un posible triunfo de Juntos por el Cambio y al avance de causas judiciales en contra de su familia?
—No. Nosotros apostamos a que siga gobernando el peronismo, unificado, que salga un candidato de una interna, que los compañeros puedan decidir quién va a ser el postulante. Pero miedo no, porque siempre vamos a estar en la misma vereda y fuimos víctima de una persecución política, mediática y judicial, que nunca demostró nada. Entonces no nos preocupa.
—Se habla mucho de la interna en la familia Moyano, ¿qué puede decir?
—Diferencias hay en todos lados, en todo grupo de seres humanos. Pero la familia Moyano está más unida que nunca. Y la idea es que todos los trabajadores también estén más unidos que nunca.
—¿Qué puede opinar de la situación de Independiente? ¿Tiene visión de la colecta de Maratea?
—No seguí de cerca la colecta de Maratea, me parece bien que los socios quieran aportar. Después, espero que esa colecta sea lo más transparente posible, pero no quiero opinar mucho sobre eso. Cuando Hugo y Pablo Moyano agarraron el club, la deuda de Independiente era del triple, sin cancha, con los predios destruidos. Doy un ejemplo: los jugadores entrenaban en el predio de Camioneros. Y se salió adelante, ganando títulos internacionales, se puso el club de pie. Después, con la devaluación, con los problemas económicos del país, y errores en las incorporaciones, se generó un problema. Pero son errores que se pueden cometer aunque se dejó un club en buen estado, la situación en los promedios era buena.