La elección del 14 de noviembre sirve como dique de contención. Hasta ese momento, los referentes de Juntos por el Cambio decidieron postergar todo tipo de definiciones, desde cuestiones vinculadas al liderazgo hasta otras más de fondo sobre estrategias a seguir. Mientras tanto, se concentran en avanzar con la campaña del “Basta”, eje pensado para nacionalizar la elección, confrontar con el kirchnerismo y conseguir la mayor cantidad posible de bancas de diputados y senadores.
Horacio Rodríguez Larreta, Mauricio Macri, Patricia Bullrich, María Eugenia Vidal, Alfredo Cornejo, Martín Lousteau, Gerardo Morales, Facundo Manes, Elisa Carrió. Todos están teniendo una coincidencia que los aglutina: ganar la elección. El 15 de noviembre empezará otra película, en la que la disputa por el liderazgo de cara a 2023 concentrará las miradas, pero de la que todos ya están hablando.
Las discusiones por la conducción de los bloques, interbloques y demás autoridades parlamentarias será el primer capítulo. Dentro de cada partido y luego entre radicales, macristas y lilitos. Tanto al PRO como a la UCR se les avecinan discusiones internas, incluso con amenazas de divisiones de sectores que pugnan por espacios de poder.
Allí también se sumará otro debate: si consiguen tener la bancada mayoritaria, tal como esperan, ¿irán por la Presidencia de la Cámara como plantearon Vidal y Carrió o los radicales impondrán resistencias?
Para el futuro se están pateando más cuestiones. ¿Qué pasa si el Gobierno hace una convocatoria al diálogo más seria después de las elecciones?
Por ahora hay un consenso unánime de que no hubo ninguna convocatoria y que, de concretarse, primero tiene que darse un proceso de consenso dentro del oficialismo. Un eventual acuerdo con el FMI podría poner en agenda ese escenario y obligar a la oposición a fijar posiciones.
También viene escalando en Juntos por el Cambio la incertidumbre respecto al programa de gobierno que deberá armar para ofrecerle a la sociedad en 2023. En ese sentido, se había armado una reunión de los principales economistas del espacio, con representación de cada uno de los partidos. Sin embargo, a último momento se postergó, y nunca se volvió a fijar nueva fecha. Quedó para después de las elecciones. La crisis económica los obliga a tener bien claro sus proyectos.
No es un tema menor para la dirigencia opositora. El informe más reciente de una encuestadora que siguen de cerca varios de ellos volvió a reflejar la crisis de expectativas que se vive en la sociedad. Arriba del 50% cree que la economía de acá a dos años va a estar peor que ahora, niveles que cuando revisan para atrás recién encuentran en la crisis de 2001. “Nadie genera optimismo, es un problema para la política en general”, analizan.
Basta. Esa misma encuesta, no obstante, les deja señales alentadoras en el corto plazo. Entre los consultados que no fueron a votar en las PASO y que piensan ir ahora, Juntos por el Cambio encabeza las preferencias. Además, se consolida la tendencia negativa para el oficialismo: Alberto Fernández cae por sexto mes consecutivo, pero también Cristina Kirchner y Axel Kicillof.
En esa lógica se entiende la estrategia de campaña de fortalecerse como la oposición más fuerte al kirchnerismo, que se resume en una palabra: “Basta”. Lo planteó Diego Santilli en el debate de esta semana en TN: “En noviembre, hay que volver a decir basta. Un basta potente, con más fuerza y más esperanza”. Lo planteó Macri en Santiago del Estero: “Vamos a ser aún más los que digamos basta. No queremos más la mentira, queremos vivir en la verdad y no queremos más la dádiva”. Lo planteó también Rodríguez Larreta en Córdoba: “El basta hay que expresarlo en las urnas y con propuestas”.
En Uspallata, por ejemplo, están convencidos que la estrategia para crecer respecto a las PASO es “pescar en el mercado del ‘basta’”. Con ese discurso nacionalizado y de oposición al Frente de Todos es como apuestan a pelearle votos a Javier Milei. El razonamiento es que necesitan el bloque más grande para poder “frenar al kirchnerismo”.
El ‘basta’, en este tramo de la campaña, también apunta al internismo. Algo que se vio reflejado esta semana en la reacción al faltazo de Macri a la indagatoria. Las críticas de Manes generaron ruido interno en un espacio que salió unificado a defenderlo. Después se sumó Luis Juez y ayer también Ricardo López Murphy planteó diferencias. La conducción no quiere fisuras.
“Manes sale sin ataduras”, razonó un pope de la UCR, donde el neurocientífico genera esperanza pero a la vez incertidumbre. Es que algunos se convencieron de que el modelo de las PASO en Provincia deberá imitarse en 2023, y más aún si Larreta y Bullrich compiten separados.
Por eso Manes se puso firme para evitar que de cara a las generales Rodríguez Larreta tuviera la misma injerencia en la campaña bonaerense que en las PASO. “Pidió que no esté papá Larreta”, ironiza una voz radical. Santilli recogió el guante y en un encuentro a solas le expresó que lo veía a él como un presidenciable. “Es vivo, le dijo lo que quería escuchar”, analizan.
Mientras tanto, esta semana Manes será el orador principal de un acto que la UCR bonaerense organiza en el microestadio de Ferro. “El radicalismo volvió a la cancha”, dice la convocatoria.
Una de las cuestiones que el radicalismo logró decir basta en esta parte de la campaña es que ahora cada visita de Bullrich a las provincias es junto a Cornejo y también a veces Maxi Ferraro, de la Coalición Cívica. “Sirve para eclipsarla, para que no capitalicen todo, pero también es importante mostrar la unidad y en cada lugar está dando muy buenos resultados”, argumentan en la UCR.
Ese aprendizaje todos lo tienen claro y la unidad no está en duda. Pero el 15 de noviembre empieza una carrera por el liderazgo, y hay varios preparados en la línea de largada.