La CGT se fijó como objetivo contribuir a la gobernabilidad y facilitar una transición ordenada tras las primarias, que marcaron un nuevo tiempo político a partir de la rotunda victoria del Frente de Todos.
Los gremios piensan presionar, ante el previsible salto inflacionario, pero el compromiso es evitar situaciones de conflictividad frente a un panorama que las principales voces sindicales definen como muy delicado. También comenzaron varios movimientos que apuntan a un nuevo reordenamiento sindical, a partir de la idea de que ya está confirmado que habrá un gobierno de signo peronista a partir de diciembre.
El primer foco de atención estará puesto en el Consejo del Salario, donde los sindicalistas llevarán un reclamo de 31 mil pesos de mínimo que ya transmitieron a su principal interlocutor, el ministro de Producción, Dante Sica. El dirigente siempre mantuvo un excelente diálogo con la CGT y varios integrantes de la mesa chica coincidieron en señalar esta semana que, luego de la debacle electoral del oficialismo, verificaron que Sica ganó fuerza.
En el sector sindical tomaron nota de que varias de las iniciativas “electoralistas” que adoptó el Gobierno en estos días eran parte de una agenda que se había discutido con otro interlocutor privilegiado, el candidato a vicepresidente Miguel Angel Pichetto. “El había impulsado, antes de las primarias, la idea de subir el mínimo no imponible de Ganancias, pero no lo escucharon a tiempo”, indicaron desde un sindicato clave de la conducción cegetista. Muchos creen que el senador podrá tener un rol importante en las negociaciones con el mundo empresarial y sindical de las próximas semanas.
Hasta ahora, los principales referentes gremiales habían evitado el foco público por pedido expreso del entorno de Alberto Fernández ante la estrategia electoral del Gobierno, que había puesto en la mira a las “mafias sindicales”. La idea, conversada en la cumbre de este martes realizada en UPCN, y en varios contactos posteriores, es mantener el perfil bajo e insistir en su apoyo a la gobernabilidad en cualquier intervención pública.
No habrá paros ni respuesta al pedido de lanzar un plan de lucha que elevaron las figuras gremiales del Frente de Izquierda, que preparan una movilización la próxima semana. Ante el golpe de la inflación, la idea es sumar fuerzas en el reclamo por un aumento del salario mínimo, y dejar los pedidos de ajuste para cada sector. Pierde así fuerza la idea de reclamar un bono compensatorio.
En tanto, la atención del gremialismo tiene ahora un ojo puesto en la negociación inmediata con el Gobierno y el otro, tal vez el más atento de los dos, pondera con atención el perfil que tendrá un futuro gobierno de Fernández, que todos dan como descontado ganador en octubre. El objetivo de todos es lograr una reunificación, pero ya surgieron diferencias sobre el perfil que deberá adoptar una nueva conducción.
Desde el frente sindical, algunos salieron envalentonados con la victoria a pedir que Sergio Palazzo, uno de los primeros que apostó por la unidad, conduzca una nueva central. Otro nombre que aparece en las listas es el de Sergio Sasia, que ya se incorporó a la mesa chica de la central. Y también sigue firme para muchos la figura de Héctor Daer.