“Por un 2020 lleno de fotos”, escribe Iara Nisman en su primer post del año en su cuenta de Instagram. La imagen de una joven haciendo acrobacias arriba de un caballo es una de tantas de las que saca con su cámara, un hobby que tiene desde tiempos anteriores al dolor, pero con el que quizás fue encontrando un cable a tierra en los años posteriores a la muerte de su padre.
A cinco años del fallecimiento del fiscal Alberto Nisman, Iara rehizo su vida resguardada en sus amigas y familiares. Del 18 de enero de 2015 a esta parte, tanto ella como su madre, Sandra Arroyo Salgado, y su hermana Kala, de 12 años, tuvieron que aprender a convivir con la exposición. Alejada de las declaraciones públicas, recién a los seis meses se animó a escribir apenas una carta a su papá. Allí habló de un ejemplo de valor y dedicación, como así del orgullo que sentía por ese hombre que incluso la inspiró para hacer un trabajo en el secundario vinculado al terror que conlleva una práctica como el terrorismo. “El asesinato de mi papá fue para infundir el miedo”, escribió en una carta, sentando la base de su postura sobre este episodio que hoy sigue sin esclarecerse.
"Por un 2020 lleno de fotos", puso en Instagram. La fotografía es una de sus pasiones
Empujada por los aniversarios de la muerte de su padre, Iara participó de actos, viajó junto a su familia a Israel, visitó al ex presidente Mauricio Macri y fue a ver al Papa. A finales de 2018, poco antes de cumplirse cuatro años de la muerte del fiscal, estuvo más cerca que nunca de su madre cuando la jueza federal dio un cambió de timón y decidió renunciar a la querella en la causa que investiga la muerte de Nisman. Fue la propia Iara, dicen, quien impulsó a su madre a tomar aquella decisión en pos de salvaguardar el núcleo familiar luego de recibir una serie de amenazas. “Fue también empezar a vivir con un poco más de tranquilidad”, grafica una persona que tiene contacto con la familia.
Hoy, Iara ya es mayor de edad y continúa con la fotografía, participando incluso de festivales donde expone lo que hace. En su mayoría son fotos en blanco y negro de paisajes y animales, o de distintos lugareños que fue retratando en viajes que hizo por el interior del país. A fin del año pasado estrenó su cámara nueva, con la que hizo un trabajo en las Cataratas del Iguazú.
“Iara es una mujer fuerte, logró tener un aplomo increíble después de todo lo que le pasó. Camina con los pies sobre la tierra”, agregan cerca suyo sin dar más precisiones. Hay quienes aseguran que está de viaje en estos días. Como sea, estar lejos del ruido parece ser la premisa ahora que se acerca la efeméride que marcó su vida para siempre.
