El ministro de Trabajo, Claudio Moroni suma todos los días nuevos contactos con gremialistas y, entre asados y cafés en su oficina, ya incorporó más de una veintena de secretarios generales a su agenda. Hasta ahora cosechó muchos elogios de sus interlocutores, que valoran la disposición para encontrar soluciones y el conocimiento de los temas laborales y sectoriales. Pero esta luna de miel está condenada a terminar, porque debe definir cuestiones que dividen al mundo gremial. Además, hay fuerte expectativa sobre cómo actuará ante las primeras negociaciones paritarias en las que, avisó, el Estado tendrá un rol activo.
El funcionario, uno de los ministros que más contacto tiene con el presidente Alberto Fernández, sorprendió a varios de sus interlocutores con un conocimiento detallado de aspectos laborales y sectoriales. Héctor Daer fue el encargado de acercarlo a los principales gremios de la CGT, aunque él ya conocía a varios dirigentes por trabajos de consultoría. Tiene un trato muy aceitado con Armando Cavalieri e incorporó a un ex abogado de su gremio, Alberto Tomassone, al Ministerio. También sumó una abogada laboralista que trabajó en el gremio de Omar Viviani, Mónica Risotto, en la Dirección de Asociaciones Sindicales. Otro nexo clave es su jefe de Gabinete, Miguel Angel Virgiilis, un laboralista de su confianza, que lo acompañó en varios cargos públicos y estuvo en salud con Cambiemos y trabajó para varios gremios grandes.
El perfil de su equipo no le impidió a Moroni tejer contactos con otros sectores. Logró incluso elogios por su apertura, porque varios temían que el Ministerio estaría sesgado en favor de los gremios de la conducción de la CGT, pero el ministro sumó gestos y encuentros con gremialistas enfrentados a la mesa chica cegetista. Por caso, habilitó la inscripción de gremios afiliados en la CTA, también concedió a Hugo Moyano la inscripción de gremios aliados y una definición favorable para sus aliados en Camioneros de la provincia de Santa Fe.
En sus encuentros, el ministro insistió en que su cartera no entrará en especulaciones políticas a la hora de definir procesos administrativos, como la inscripción de gremios. Más allá de sus aspiraciones de una administración técnica, de a poco deberá enfrentar definiciones que de un modo u otro van a generar reacciones en el mundo sindical. Hasta ahora, la cartera aprobó la inscripción de ocho gremios, después de meses de parálisis o algunas definiciones cargadas de política (como la aprobación exprés de gremios por empresa para el sector aeronáutico low cost). En contactos con referentes del transporte, Moroni aseguró que no piensa favorecer la creación de gremios por empresa, como hizo Cambiemos. Con otros, aseguró también que favorece la existencia de un solo gremio por rama, pero encendió algunas alertas al probar un gremio de la CTA que compite con La Bancaria por afiliados, el Sindicato de Trabajadores/as de Entidades Bancarias y Financieras de la República Argentina (Siteba).
Este tipo de definiciones, junto con otras decisiones administrativas que afectan las internas de los gremios, como las aprobaciones de listas o de procesos electorales, generarán enojos y protestas contra la cartera. Otro tema que se mira con atención es la intervención del Ministerio en peleas salariales. Moroni aseguró que no pondrá techos, pero avisó que tendrá un rol activo. Según fuentes al tanto de sus primeros contactos, su objetivo es garantizar una mejora salarial a cambio de moderación. El trabajo será sector por sector. Ayer, por ejemplo, ya le llegó un pedido de los Estacioneros para no pagar el aumento por decreto. Es el gremio del cosecretario de la CGT, Carlos Acuña. Su postura ante este pedido será un antecedente importante.
