La nueva Agencia Federal de Inteligencia (AFI) está en el primer puesto de las ejecuciones presupuestarias del Estado Nacional. El organismo a cargo de Oscar Parrilli consumió el 20 por ciento del presupuesto que ronda en los 800 millones de pesos anuales.
La reparticipación pública encabeza el ranking de la ejecución presupuestaria donde el promedio es del 10.8 por ciento. La ejecución de los fondos está orientado al gasto de personal, en consonancia con reclutamiento de personal alimentado por entre 200 y 300 militantes kirchnerista que habrían sido incorporados en los últimos meses por el organismo dedicado a las tareas de la seguridad nacional.
El diputado nacional (UCR) Manuel Garrido pudo saber que el año pasado los gastos alcanzaron a 240 millones de pesos, por lo que solicitó un pedido de Acceso a la Información al Poder Ejecutivo. “Esta semana me lo rechazaron”, se quejó el legislador. “Adujeron que esta información es secreta. Lamentablemente, el Gobierno abusa al invocar sobre cuestiones que no son tales”, añadió.
Los gastos reservados deben ser controlados por la Comisión Bicameral de Fiscalización de los Organismos y Actividades de Inteligencia del Congreso Nacional. No obstante, esta comisión dominada por el oficialismo raramente se reune para ejercer sus funciones de verificar los destinos de estos fondos.
El año pasado, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner debió descabezar la cúpula de la Secretaria de Inteligencia por enfrentamientos dentro de la ex SIDE y por sospechas de deslealtad de algunas de sus autoridades quienes, según la visión del Gobierno estuvieron relacionados con la muerte del fiscal Alberto Nisman.