El jefe de gabinete de la Nación, Santiago Cafiero, sorprendió la semana pasada a Horacio Rodríguez Larreta y su gabinete. Fue cuando dijo, en una entrevista televisiva, que no había impedimento para que las provincias y la Ciudad de Buenos Aires pudieran comprar vacunas. El tema jamás se había debatido y, por ello, Horacio Rodríguez Larreta se tomó varios días hasta que decidió que debía explorar la posibilidad de adquirirlas.
Larreta ordenó encarar las negociaciones y sondeos informales con laboratorios privados y Estados nacionales. “Lo entendimos como una fuerza de sumar esfuerzos, recorrer las mismas ventanillas, quizás con un enfoque incorrecto de negociación en algún caso. Pero puede servir para tener más capacidad de exploración””, explicaron a PERFIL en el Gobierno porteño.
Sin embargo, las restricciones globales, el mercado, las estrategias geopolíticas y la falta de experiencia internacional en la materia en lo que refiere a ciudades complicó la idea de poder conseguir vacunas en el corto plazo.
Obstáculos en la compra de vacunas
1. El primer escollo que se encontró la Ciudad es el mercado global.
Por un lado, explican a PERFIL, hay producción estatal de vacunas, como en el caso de China y Rusia, quienes “negocian en términos geopolíticos”. La denominada “diplomacia de las vacunas”. En este sentido, el gobierno nacional trabajó con estos dos países, por ello las vacunas de ambos países comenzaron a llegar, aunque lejos de lo prometido. “Estos países no hablan con ciudades o provincias”, apuntan las fuentes larretistas.
2. En segundo lugar, el mercado de los laboratorios privados y sus complejidades. En particular, para adquirir las vacunas de Pfizer, Moderna y Janssen.
La principal restricción que se encontraron los funcionarios porteños se da en sus países de origen. En el caso de las dos primeras, el presidente de Estados Unidos Joe Biden exige a los laboratorios que tenga prioridad su país antes de exportar. Por caso, en Canadá y México hubo donaciones de parte de Estados Unidos. Algo similar ocurre con las restricciones que la comunidad Europea le pone a la de Astrazeneca.
Por ello, en el corto plazo, sostienen las fuentes, las producciones están vendidas y hasta sobrevendidas incluso para este año en muchos casos. Con lo cual, recién podrían suscribirse acuerdos para 2022.
En este sentido, remarcan las fuentes, no hay un solo ejemplo de una ciudad que haya podido adquirir vacunas por su cuenta.
3. A todo esto se suman dos temas clave: el precio, por cantidad, será más alto si lo compra la ciudad de Buenos Aires comparado con Nación y, además, generaría un problema con las demás jurisdicciones. “Si conseguimos vacunas va a ser en el marco de una estrategia nacional. Vamos a poner un esfuerzo colaborativo”, confían en Uspallata, la sede gubernamental.
En ese marco, Fernán Quirós, el ministro de Salud porteño, siempre fue extremadamente cauto con generar falsas expectativas y solía repetir que la estrategia debía ser “nacional” y que, en todo caso, la Capital Federal podía colaborar.
En ese marco, el primero que planteó la chance de salir al marco, aunque sea de forma exploratorio, fue el jefe de gabinete porteño, Felipe Miguel. Luego le siguieron Diego Santilli y el secretario General, Fernando Straface, quien tiene a su cargo la estratégica área de relaciones internacionales.