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Larreta hace punta pero tendrá un muy ajustado ballottage

Por Gabriel Ziblat | Al menos cuatro encuestas muestran este escenario, que permanece estable luego de las primarias del 26 de abril.

Larreta hace punta pero tendrá un muy ajustado ballottage.
| Infografía G.P.

A una semana de las elecciones generales en la Ciudad de Buenos Aires, las encuestas muestran que Horacio Rodríguez Larreta sacará una amplia ventaja, mayor a diez puntos, pero que no será suficiente para ganar en primera vuelta. Y en ese sentido, el PRO se enfrentaría a un ballottage más parejo que los dos anteriores, donde se midió con el kirchnerismo.

Al menos cuatro encuestas muestran este escenario, que permanece estable luego de las primarias del 26 de abril. Para ganar en primera vuelta es necesario sacar la mitad más uno de los votos positivos. Si Larreta efectivamente no llega, dos cifras serán clave a la hora de hacer los análisis posteriores a la elección, en la que debutará la Boleta Unica Electrónica: a cuánto queda el candidato del PRO de esa barrera del 50% y cuánta diferencia le saca al segundo, que todas las consultoras coinciden en que será Martín Lousteau.

Tres sondeos a los que tuvo acceso PERFIL muestran una diferencia de unos once puntos: González y Valladares, 11,1%; Opinaia 10,6%; y Aragón & Asoc., 11,5%.

Según un trabajo de Julio Aurelio-Aresco, publicado ayer en el diario Clarín, la diferencia podría llegar a los 18,9 puntos. En todos los casos, Mariano Recalde, el candidato del Frente para la Victoria, quedaría tercero, aunque las diferencias varían considerablemente según quién lo mida. Para Aresco, es apenas de 6%. Después lo siguen Aragón (9%), González y Valladares (11%) y Opinaia (16%). El cuarto y quinto puesto sigue peleado entre las dos expresiones de izquierda: Luis Zamora (Autodeterminación y Libertad) y Myriam Bregman (Frente de Izquierda de los Trabajadores). Se repartirían entre 5 y 7% de los votos.

Adónde van. El día después de las PASO comenzaron las especulaciones sobre hacia dónde fluirían los votantes de los candidatos que quedaron en el camino, sobre todo los de Gabriela Michetti, que sacó el 19% y permitió que el PRO totalizara 47%. Según Opinaia, el 66% de esos votos se quedaría en el mismo frente y elegiría a Larreta; en tanto que el 30% iría hacia Lousteau. Para González y Valladares, esa relación es de 60% y 37%.

Desde el PRO, sin embargo, también ponen la mira en el 4% que sacó Graciela Ocaña, que compitió contra Lousteau en ECO. Justo esta semana se desató una polémica porque la legisladora estuvo en una actividad con el candidato del PRO, aunque al día siguiente volvió a mostrarse con su actual socio.

Los escenarios del eventual ballottage, que se realizaría el 19 de julio, son más complejos y hablan de una mayor paridad entre Larreta y Lousteau. Eso significaría que el economista estaría recibiendo gran parte de los votos K. Sin proyectar los blancos e indecisos, González y Valladares dan una diferencia de 44 a 37. Para Aragón, la foto de hoy da 48 a 41, y para Opinaia, 44 a 41.

 

El dilema PROrteño

Todas las elecciones locales que se desarrollaron hasta ahora intentaron leerse con una clave de continuidad o cambio. En Salta, Chaco, Neuquén y Santa Fe, por ejemplo, ganaron los oficialismos. En Mendoza, la oposición. En 2011, Mauricio Macri ganó la Ciudad con el 47% en primera vuelta y 64% en el ballottage. Meses después, Cristina Kirchner fue reelecta con el 54%, ganando incluso en territorio porteño (35%). Ese año, a lo largo y ancho del país, ganaron los oficialismos, demostrando que había una tendencia generalizada a la continuidad.

Por eso, el jefe de Gobierno porteño se enfrenta a un dilema. Un triunfo de Horacio Rodríguez Larreta significaría un espaldarazo a su candidatura presidencial, mostrando un nuevo triunfo en su territorio de influencia. Sin embargo, al día siguiente habría que incluir a la Ciudad con una nueva marca en la columna de la continuidad, que a nivel nacional expresa Daniel Scioli.

Por el contrario, una derrota de Larreta sería interpretada como un duro golpe para sus aspiraciones presidenciales. Es un síntoma de debilidad el no poder imponerse de local. Sin embargo, el macrismo podrá buscar algún consuelo en la idea de que empiezan a soplar vientos de cambio, lo que expresa el candidato Macri. La clave, no obstante, es ver si en 2015 los resultados previos en cada distrito marcan una tendencia sobre el clima nacional o reflejan cuestiones meramente locales.