Ante el nacimiento de un/a hijo/a, los varones tienen hoy, por ley, solo 48 horas corridas de licencia, tiempo suficiente para realizar el trámite de registrar al/la bebé. En este Día del Padre, y al calor del debate social y parlamentario sobre esquemas más equitativos de crianza, nos preguntamos: ¿qué puede hacerse para mejorar el escenario actual?, ¿es posible garantizar el derecho al cuidado de los padres, incrementar su participación y, al mismo tiempo, consolidar la autonomía económica de las mujeres?
Las licencias por nacimiento y adopción son un instrumento clave para conciliar las necesidades de cuidado de las familias. Sin embargo, en Argentina, el acceso a este derecho está determinado por la inserción laboral de las personas. Solo quienes trabajan formalmente en relación de dependencia tienen acceso a una licencia, lo que excluye del sistema a aproximadamente la mitad de la fuerza de trabajo: monotributistas, autónomas/os, independientes y trabajadoras/es informales.
Dentro de la mitad que sí accede a una licencia, existen significativas disparidades. El esquema de licencias a nivel nacional se encuentra fragmentado por diferentes normativas que dependen del sector en el que se desempeñan las/os trabajadoras/es. La Ley de Contrato de Trabajo (20.744), que regula el empleo privado, establece licencias por nacimiento de noventa días para la madre, a cargo de la seguridad social, y dos días para el padre, a cargo de la parte empleadora. Esta ley, que data de la década del 70, excluye a familias adoptantes.
Cómo es "Cuidar en igualdad": un proyecto para ampliar las licencias a los padres
En lo que hace al empleo público, las licencias por nacimiento y adopción varían considerablemente entre las diferentes administraciones públicas (tanto nacional como provinciales), con prestaciones por paternidad que van desde los 45 a los dos días. La amplia mayoría contempla licencias por adopción y algunas jurisdicciones incorporaron identidades de género excluidas en la Ley de Contrato de Trabajo, estableciendo las prestaciones ya no para madres y padres, sino para personas gestantes y no gestantes.
En el plano internacional, el derecho al cuidado y la corresponsabilidad parental están consagrados en diferentes tratados a los que Argentina suscribe. A nivel nacional, es la Ley 26.061 la que establece el derecho y la igualdad de obligaciones por parte de ambos progenitores. Sin embargo, este entramado normativo no garantiza su cumplimiento. El esquema de licencias condiciona el acceso al cuidado según el tipo de inserción laboral de los hogares y su composición, lo que excluye del sistema a la mitad de las/os trabajadoras/es. Por esta razón, avanzar en licencias universales es fundamental.
Un segundo argumento en favor de la reforma se vincula con la equidad de género y el derecho a cuidar de los padres. Las mujeres no solo participan menos del mercado de trabajo que los varones, sino que quienes lo hacen presentan mayores tasas de informalidad, perciben menores remuneraciones y están subrepresentadas en puestos de decisión. Estas brechas encuentran su principal determinante en la distribución desigual del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado al interior de los hogares: las mujeres realizan estas tareas en una mayor proporción que los varones y dedican –en promedio– casi el doble de horas.
Este fenómeno se profundiza con la presencia de hijos/as en el hogar: la maternidad, a diferencia de la paternidad, constituye una barrera para la autonomía económica, sobre todo cuando los/as niños/as son más pequeños/as. En la actualidad, el 66% de las madres (de entre 16 y 59 años) con hijos/as menores de 6 años participa del mercado de trabajo, valor que asciende a 75% entre las mujeres sin hijos/as. En el caso de los varones, la tenencia de hijos/as genera el efecto opuesto: el 98% de los padres de niños/as pequeños/as trabaja o busca trabajo, siete puntos porcentuales más que los varones sin hijos/as (91%).
Claves para debatir la ampliación de las licencias
El esquema de licencias vigente refuerza estas brechas de género, con prestaciones por maternidad y para personas gestantes hasta 45 veces más extensas que las correspondientes a padres y personas no gestantes. Este sesgo sobrecarga injustamente a las madres, desliga a los padres de sus responsabilidades de cuidado y contribuye a la discriminación por género en el mercado laboral. Como alternativa al escenario actual, un sistema de licencias equitativo y corresponsable significaría un paso hacia una distribución más justa del cuidado entre géneros, con una mayor participación de los padres y, en consecuencia, una consolidación de la autonomía económica de las mujeres.
El tercer argumento es estratégico: Argentina está atravesando la etapa del bono demográfico, por lo que cuenta con más personas en edades económicamente activas que en edades dependientes. La fuerte reducción de las tasas de fecundidad en los últimos cinco años profundizó el bono pero aceleró su final, que se estima dentro de aproximadamente 15 años.
Para capitalizar esta ventana de oportunidad propicia para el desarrollo, la modificación de las licencias puede jugar un rol clave. En primer lugar, es imprescindible mejorar la participación de las mujeres en el mercado laboral, ya que representan la mayor proporción de personas en edad de trabajar que se encuentran inactivas, desempleadas o en la informalidad. En segunda instancia, garantizar un cuidado de calidad en la primera infancia tiene un efecto significativo en el desarrollo infantil y en la generación de capital humano.
Día del padre a la distancia: celebrar con los hijos lejos de casa
De esta manera, los tres argumentos en favor de un nuevo sistema de licencias se interrelacionan entre sí. Afianzar un esquema de licencias más equitativo contribuiría a la consolidación de un sistema integral y federal de cuidados. Esta es una de las prioridades que busca impulsar Democracia 40, proyecto a través del cual Cippec busca producir recomendaciones factibles de política pública que contribuyan a una estrategia de desarrollo sostenida.
El 2 de mayo, se envió al Congreso el proyecto de ley Cuidar en Igualdad, que estipula la creación de un Sistema Integral de Cuidados con perspectiva de género y modifica el régimen de licencias para el sector privado y la administración pública, y constituye un enorme avance en su visibilización. En lo que atañe al nuevo esquema de licencias propuesto, se observan mejoras significativas.
En primera instancia, se establecen en todos los casos las figuras de persona gestante y no gestante, incorporando identidades de género. Además, se amplía el acceso a las licencias a adoptantes, a quienes recurren a técnicas de reproducción asistida, a monotributistas y a personas que trabajan en forma autónoma.
Sin embargo, sobre estas fortalezas aún se pueden trazar mejoras durante el debate legislativo. Si la reforma tiene como objetivo el reparto equitativo de las tareas de cuidado entre géneros, los días de licencia para personas gestantes y no gestantes deben equipararse gradualmente. Esto será central para fortalecer el rol de los padres en la crianza de sus hijos/as, garantizando su derecho al cuidado y permitiendo así que la maternidad no actúe en desmedro de las trayectorias laborales. Sumado a esto, es posible pensar avances en términos de adaptabilidad.
El nuevo esquema propuesto está pensado para un único formato familiar –compuesto por dos personas adultas– y solo alcanza a trabajadoras/es registradas/os. Una modificación en este aspecto debería considerar hogares monomarentales y monoparentales, además de alcanzar a aquellas personas que se desempeñan en la informalidad.
En este Día del Padre, estamos frente a una posibilidad única: que la política deje de concebir el cuidado paternal como un trámite, para entenderlo como un derecho y una responsabilidad. Un nuevo sistema de licencias basado en la universalidad, corresponsabilidad y equidad no solo sería el mejor regalo para los padres en su día, sino también un avance hacia una sociedad más justa e igualitaria.
*Analista de la Dirección Ejecutiva de Cippec. **Analista del Programa de Protección Social de Cippec.