Los cinco bingos porteños (los de Congreso, Flores, Caballito, Belgrano y peatonal Lavalle) cerrarán sus puertas el 29 de abril. Ese día caerá una medida cautelar que los mantiene con vida.
Los dueños de los bingos sabían que el riesgo económico de tener salas de juego sin máquinas tragamonedas era alto. Pero no querían venderlas, con la esperanza de lograr, algún día, que el Estado les permitiera meter slots machines, como hizo en su momento Néstor Kirchner con Cristóbal López.
La suerte cambió para ellos el día que Mauricio Macri ganó las elecciones. "Tenían la mesa llena de fichas pero les salió el cero", graficó a Perfil.com un operador del rubro. La situación entró en un camino sin retorno, ya que el PRO no quiere saber nada con mantener en pie esos bingos.
En el medio hay 450 empleados que quedarán en la calle en diez días, según estimaron desde ALEARA, el sindicato que los representa. Ante el inminente desenlace, Ariel Fassione, secretario general, quiere asegurarse que "todos los trabajadores cobren hasta el último día actividad y sus correspondientes indemnizaciones".
En la Ciudad los bingos son manejados por empresario Nazareno Lacquaniti (Congreso, Flores, Belgrano y peatonal Lavalle) y Norberto Vicente (Caballito). Según pudo saber Perfil.com, Lacquaniti habría mandado un mensaje durísimo al gremio: "Si pago las indemnizaciones, quiebro". Se habla de un costo de 50 millones de pesos. Hasta ahora, nadie sabe que pasará con el derecho laboral de los trabajadores.
Prórrogas. En 2011, Lotería Nacional, por ese entonces manejada por Roberto López, en sintonía con los intereses de Cristóbal, permitió a los bingueros no pagar el canon correspondiente, para poder afrontar los sueldos de sus empleados. Y la discusión por las máquinas quedó congelada.
El tiempo pasó y la situación irregular se mantuvo hasta que Lotería decidió, por la presión mediática, exigir el pago del canon adeudado, medida que colocó a las salas en situación de crisis total.
El año pasado, con el kirchnerismo en el poder, se llamó a licitación de las cinco salas. La sospecha concreta era que detrás de los oferentes -sobre todo del grupo Liberman- estaba el propio Cristóbal López, que buscaba quedarse con las mismas para colocar máquinas en 2016 si ganaba Daniel Scioli.
Pero esa licitación fue frenada por el Instituto de Juegos de la Ciudad de Buenos Aires y denunciada ante la Justicia. Así, el año pasado, la jueza en lo laboral Stella Maris Vulcano hizo lugar a una presentación del gremio, para preservar las fuentes de trabajo y mantener su apertura hasta tanto se resuelva el conflicto entre Nación y Ciudad.
Operadores de Liberman se reunieron durante las últimas semanas con el abogado Fabián Rodríguez Simón, el ejecutor de la estrategia de Macri para el juego porteño. Intentaron convencer a "Pepín" de que había que buscar una alternativa. Pero la decisión de ir contra el Juego ya estaba tomada.
Ahora, con el tablero político pintado de amarillo, el conflicto no existe más. Así, en la audiencia para el 29 de este mes no habría motivo para cautelares, y las salas dejarán de existir.
(*) De la redacción de Perfil.com. En Twitter @rindart.