Fabián Rodríguez Simón es su nombre. Pero todos lo conocen como “Pepín”. Es diputado electo por el Parlasur e intenta mantener un cuidado perfil bajo. Abogado en Llerena y Asociados, y creador de la Fundación Pericles, se transformó en los últimos años en uno de los letrados que más escucha Mauricio Macri. Hoy es su espada legal ante el imperio del juego de Cristóbal López y sus socios.
Llegó al PRO de la mano de José Torello, uno de los mejores amigos del Presidente y su jefe de asesores, con quien comparte la “mesa jurídica”, que integran también Pablo Clusellas (secretario de Legal y Técnica) y el ministro de Justicia, Germán Garavano
Hoy Pepín es la cabeza de la estrategia para acotar el poder que tiene el Zar del Juego. Fue quien convenció a Macri de frenar la licitación de los bingos porteños para que no queden en manos de Cristóbal y el que le aconsejó denunciar el convenio que le permitía a Nación fiscalizar y cobrar impuestos a Cristóbal.
Hace pocos días, se reunió con Cristóbal y su socio Federico de Achával, en el Palacio Duhau. Allí, les comunicó que tenían un mes para pagar la deuda de Ingresos Brutos con la Ciudad. Ni la buena relación de Torello con De Achával frenó la embestida.
Enfrentado con el binguero Daniel Angelici, quien lo presionó en reiteradas oportunidades para que no dañe el negocio de Cristóbal, Rodríguez Simón trabajó en las presentaciones que realizó el gobierno porteño contra Lotería Nacional. Hoy asesora a Horacio Rodríguez Larreta.
Pero no sólo el juego fue lo suyo: Pepín también recomendó a los dos futuros integrantes de la Corte Suprema: Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz. En 2013, cuando el gobierno de Cristina Kirchner se ilusionaba con intervenir el Grupo Clarín, fue quien ideó la Ley de Medios porteña para proteger a los medios de comunicación de la Ciudad.
En agosto de 2008, como jefe de Gabinete del Ministerio de Espacio Público, fue escupido por militantes K cuando quiso desalojar las carpas instaladas frente al Congreso en pleno debate por la Resolución 125.
