Desde el inicio de la campaña, cada vez que se encendió un micrófono Larreta esquivó con asombrosa habilidad las chicanas del ala michettista. Incluso deslizó que “convocaría” a Michetti a participar de su gestión en la Ciudad, pese a que del otro lado le cerraban la puerta en la cara.
Gestos, nada más. A excepción de algunos nombres, Larreta apuntará a mantener lo más puro que pueda el gabinete que le deja Macri. Los “retoques” que encararía tienen que ver con rivalidades y/o recomendaciones de su propia tropa. Pues en la intimidad de su grupo de confianza, Larreta tiene voces en contra de que ciertos ministros que apoyaron abiertamente a Michetti en esta campaña continúen en el gabinete.
Uno de ellos es el ministro de Justicia y Seguridad, Guillermo Montenegro, a quien algunos señalan como uno de los que Larreta quiere afuera del equipo hace tiempo. Si el jefe de Gabinete hiciera caso a los pedidos de su tropa, tampoco debería continuar Daniel Chaín (Desarrollo Urbano) acusado por distintos larretistas de dilatar ciertas obras para intentar detener la maquinaria de inauguraciones con la que se entusiasmaba Larreta pensando en el último tramo de la campaña. El futuro de Hernán Lombardi (Cultura), que jugó todas sus fichas con Michetti, también estaría lejos del GCBA.
La suerte del resto del gabinete dependerá de lo que Mauricio Macri necesite sumar a su sueño presidencialista. Sólo en ese caso, el actual jefe de Gabinete aceptaría relegar sus pretensiones y ceder a ciertos cuadros para el proyecto nacional. De lo contrario, la base está.