POLITICA
Internas en el Frente de Todos

Luis D'Elia: "Alberto Fernández es un extremista de la moderación"

El dirigente social conversó con Jorge Fontevecchia para Radio Perfil sobre las crecientes divergencias entre el kirchnerismo y el cristinismo.

Luis D'Elía
Luis D'Elía | cedoc

El dirigente social Luis D'Elia conversó con Jorge Fontevecchia para Radio Perfil sobre las internas dentro del Frente de Todos.

F: Compartimos con la audiencia una pequeña introducción de nuestra relación. Yo la última vez que lo vi fue en un juzgado de Comodoro Py, en el que fui a declarar como testigo, pedido por la fiscalía, suponiendo que mi declaración iba a ser contraria a la suya, porque suponían que me había quedado alguna animosidad, porque gente suya me cascó en una marcha durante las protestas del campo. Sin embargo, yo declaré a su favor. No sé si recuerda ese episodio.

Si, lo recuerdo muy bien y se lo agradezco, realmente recuerdo su testimonio que fue totalmente exento de cualquier revanchismo, cosa que le agradezco públicamente.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

F: Usted la semana pasada declaró que Cristina Fernández de Kirchner, que su hijo Máximo, están construyendo la derrota de Alberto Fernández. ¿Lo hacen, a su juicio, para generar un nuevo candidato que surja del propio cristinismo? ¿Tendrían esa capacidad? 

El primer gran error de Cristina fue, inmediatamente después de la muerte de Néstor Kirchner, cambiarla diversidad, el pluralismo kirchnerista por La Cámpora. Barrió con toda la dirigencia y hoy hay una sola organización en el kirchnerismo que decide y donde todos los demás somos marginales. Me parece un grosero error político.

El segundo error fue haber proclamado a Daniel Scioli candidato, candidatura resistida con muchos de nosotros, incluso por mí. Y después dejarlo abandonado a su suerte, operarle en contra y terminó en una derrota. Eso generó el advenimiento por un punto del macrismo, que fue una verdadera pesadilla para la economía y las libertades en la Argentina.

También, contra la opinión de muchos de nosotros, proclamó a Alberto Fernández como candidato. Yo me acuerdo que cuando escuché que la fórmula era Fernández-Cristina, estaba preso, era un sábado de mayo, y fue motivo de un gran disgusto.

Ahora que Alberto está en funciones, que lo acompañamos, tuvo que enfrentar la pandemia macrista y la pandemia sanitaria, dos flagelos tremendos y no hay mejor idea que abandonarlo a su suerte, cosa con la que no estoy de acuerdo. Yo creo que a Alberto presidente hay que bancarlo, tratar de que llegue lo mejor posible al año que viene y en esta discusión, del default y el acuerdo con el Fondo me parece una discusión falsa. El default o las sanciones económicas de los organismos multilaterales hubiesen sido una tragedia para la Argentina.

F: Lo que usted dice es que lo que estamos viendo hoy en realidad se origina en la primera presidencia de Cristina Fernández de Kirchner y lo que usted marca, si yo interpreto bien, es que kirchnerismo y cristinismo no son lo mismo. ¿Le entiendo bien?

Si, entiende bien, yo creo que son dos cosas totalmente distintas. Néstor Kirchner acordó pagar de una sola vez al FMI 9.810 millones de dólares. Esto de que en nombre de Néstor Kirchner no había que acordar con el Fondo, no se compadece ni con la verdad ni con la historia.

Era preferible un mal acuerdo que el default, que nos hubiese llevado a una situación tremenda para la Argentina. Señaló a mi querida Venezuela, todo lo que ha padecido con las sanciones de los organismos multilaterales. Venden su petróleo y no lo pueden cobrar en ningún banco del mundo, no pueden comprar medicamentos, 7 millones de venezolanos se han ido de Venezuela. ¿Eso queremos para la Argentina? Yo le digo a La Cámpora y a Cristina que no, que no quiero eso, que quiero un acuerdo que sea revisado, que haya debate.

Cuando me dicen que no va a haber ajuste, que no va a haber reformas, yo le creo. Ahora, si dentro de tres meses nos vienen cono otra historia, ahí estaremos todos en la calle. 

F: Usted dice "bueno, no es un tema del FMI, el cristinismo ya era distinto al kirchnerismo en sus orígenes". Entonces hay una perspectiva en que la diferencia del FMI es un caso pero la perspectiva en general de la visión del mundo es distinta del cristianismo que la del kirchnerismo, que si interpreto bien Alberto Fernández estaría más cerca representar que la propia Cristina.

 Alberto Fernández es un extremista de la moderación, con mucho tacto ha abordado problemáticas que empiezan a tener resultados positivos. No podemos desconocer que el año pasado la Argentina creció diez puntos, bajó la desocupación. Empieza a haber señales positivas y en un año donde Argentina tiene previsto exportar cien mil millones de dólares, donde si transformamos en eficiente los mecanismos de recaudación se pueden aliviar muchas cosas, más teniendo en cuenta que tenemos casi tres años de gracia con el fondo. Quiero apelar a la racionalidad, no a la locura.

F: Usted dijo hace unos días, y propuso concretamente, hacer una especie de Perestroika y la glásnost del kirchnerismo. ¿Qué cambios y revisiones usted haría del kirchnerismo para adecuar la tercera década del siglo XXI?

La Cámpora no puede ser es el único ámbito de discusión. El kirchnerismo es una construcción de buena parte del pueblo argentino,  en particular de sus trabajadores. No es propiedad ni de Cristina ni de Máximo. Esto hay que colegiarlo, ojalá pudiéramos tener un congreso nacional donde las distintas corrientes pudieran plantear temáticas, posiciones. No puede haber una conducción gregaria en la que todo se haga a patadas en el traste. Hay muchos sectores asustados, el kirchnerismo sale caro.

F: Lo que uno percibe en la sociedad es que aquella en la que surgió el kirchnerismo había mucha desazón con el capitalismo, con la promesa incumplida de los beneficios que iba a traer aliarse con la globalización. Eso dio surgimiento, no solamente del kirchnerismo, sino de fenómenos progresistas, en casi todos nuestros vecinos. Hoy vemos un corrimiento a la derecha, como el propio Macri. En ese corrimiento de la sociedad hacia la centro derecha, esa glásnost que usted plantea, ¿tiene que ver con una posición más de centro, como la de centro que tuvo el peronismo históricamente?

Yo creo que hoy hay un mundo en disputa, la disputa central es por la hegemonía económica y en ese contexto se dan las discusiones. El Fondo Monetario ha tenido que flexibilizar posiciones: EE. UU. estuvo a punto de abstenerse respecto del acuerdo de Argentina. No es el modelo de acuerdo ortodoxo basado solo en el ajuste estructural.  No es un regreso a la ortodoxia neoliberal sino un ensanchamiento al centro de posturas que antes eran más complejas, este no es el FMI de los 90.

F: ¿Cómo ve usted de diferente a la sociedad argentina de aquella de 2003 cuando surge el kirchnerismo?

Es posible que aparezca una nueva sociedad, donde podamos acordar progreso, industrialización, trabajo e inclusión social sin matarnos entre nosotros, un país más normal, más viable donde todos nos entendamos.

 F: Lo escucho mucho más moderado que hace 15 o 20 años. ¿Las vicisitudes que tuvo que pasar, la prisión, generaron una actitud distinta respecto a la mirada de la vida?

Yo soy un hombre de profundas convicciones, estuve mil días injustamente en la cárcel que me permitieron, en esta pasión por la patria y por el pueblo tener una mirada un poco más abierta, tratando de entender a distintos sectores. Creo que la humanidad va a avanzar a medida que encontremos parámetros comunes y en eso la Argentina tiene todo un desafío.