POLITICA
acto frente a la rosada

Macri se despidió con la plaza llena y debutó como opositor negó a su núcleo duro

A tres días de dejar el cargo, habló diez minutos ante sus seguidores y le mandó un mensaje a Alberto: “Defenderemos lo que logramos”.

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Postales. Apareció en el balcón presidencial junto a Pichetto y Awada y luego dio un discurso emotivo. Hubo gritos contra Cristina Kirchner y los diputados “traidores”. | telam

El presidente Mauricio Macri debutó como opositor. A tres días de abandonar la Casa Rosada, fue el protagonista excluyente de su despedida. Ocupó el centro de la escena y no mencionó a sus socios de Juntos por el Cambio: ni a los del PRO, del radicalismo o la Coalición Cívica. Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia lo acompañaron como actores secundarios. Desde la organización del acto, por momentos confusa en su dinámica, el oficialismo buscó mostrar a un Macri cercano a los manifestantes.

El presidente saliente a su vez le mandó un mensaje directo a Alberto Fernández. “Le quiero decir al presidente electo que él puede confiar que después de mucho tiempo va a encontrar una oposición constructiva y no destructiva. Y va a encontrar también después de mucho tiempo una oposición firme y severa que va a defender la calidad institucional y las libertades”, afirmó.

El discurso de Macri duró diez minutos clavados. Lo dio después de haber aparecido a las 18.45 en el balcón presidencial de la Rosada, junto a Miguel Angel Pichetto y Juliana Awada. Macri tenía su uniforme habitual: pantalón de vestir y camisa celeste. El ex candidato a vice llevaba saco sin corbata. La primera dama, un vestido bordó. Desde minutos antes de la aparición del Presidente, Rodríguez Larreta y Vidal circulaban por la explanada de la Rosada. 

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Poco antes de las 19, el alcalde reelecto y la gobernadora saliente esperaron a que el Presidente bajara al playón. La gente no entendía si la manifestación ya había concluido. Coreaban “Sí, se puede” y “Mauricio no está solo”. Exigían “que haaable, que haaablee”.

De golpe, Macri apareció. Junto a Awada y Pichetto, caminó por un corralito hasta el Monumento a Belgrano. Recién ahí empezó su speech. Tras agradecer y arengar a su núcleo duro, dio algunas (pocas) definiciones políticas: “Somos una alternativa sana de poder y que representa a millones y millones de argentinos que nunca jamás se van a volver a resignar, y que tenemos la fuerza de gente de paz que rechaza la violencia, pero que no se va a dejar llevar por delante”.

Entre gritos que clamaban por “verla presa” (a Cristina Kirchner) y pedían que renuncien los traidores (en referencia a los tres diputados fugados del PRO), Macri insistió: “Todos los argentinos queremos colaborar y salir adelante, pero no son negociables nuestras libertades. Queremos una Justicia independiente, que se base en las pruebas y no en los discursos políticos”.

Cerca del cierre alentó a los suyos: “Tenemos que cuidar para que no roben, estafen o vuelvan a descuidar a nuestra Argentina. Eso depende de cada uno de nosotros. Debemos cuidar nuestras libertades. Vamos a defender las cosas que hemos logrado”.

La Plaza de Mayo estuvo llena, pero no llegó a explotar de gente. La convocatoria fue parecida a la del 24 de agosto, orquestada desde las redes sociales sin en el aval oficial. Pero con una diferencia: aquella vez, poco después de la paliza de las PASO, el clima general era de furia por el resultado. En el acto masivo del Obelisco, en el cierre de campaña previo a las generales del 27 de octubre, circulaba un tono épico que apuntaba a dar vuelta la elección. Ayer no había enojo ni demasiado fervor. Una bandera ensayaba un resumen del sentimiento colectivo: “Gracias Mauricio por haber querido hacer un país mejor”.