Mauricio Macri volvió a estar activo. Y su flamante oficina sobre la Avenida del Libertador, a tres cuadras de la quinta presidencial de Olivos, también reabrió.
Entre otras cosas, el ex jefe de Estado almorzó el jueves, a solas, con Horacio Rodríguez Larreta, recibió a Patricia Bullrich, flamante presidenta del PRO, en sus oficinas, intercambió llamados y mensajes con Miguel Angel Pichetto y la semana que viene tiene planeado reunirse con María Eugenia Vidal, también a solas.
Su agenda se fue cubriendo de menor a mayor desde que volvió, la semana pasada, de un largo descanso en el Sur. En sus encuentros políticos plantea ejes similares: la consolidación de Juntos por el Cambio, trabajar en una “oposición responsable” y generar un ámbito de trabajo que impida más fugas del frente opositor.
No quiere generar frentes de batalla con el gobierno nacional: pidió no sumergirse en las denuncias o críticas a solo dos meses de la asunción de Alberto Fernández. Solo intercede en temas puntuales para responder a través de sus colaboradores. De hecho, mantendrá un cuidadoso perfil bajo (a pesar de las imágenes que trascendieron esta semana jugando en una cancha de paddle cerca del Lawn Tennis club) y prepara su agenda internacional vinculada a su cargo en la Fundación FIFA.
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En ese marco, el ex presidente almorzó anteayer con el jefe de Gobierno porteño, a solas. El objetivo: hacer un repaso de la coyuntura política, la relación con el gobierno nacional y trazar una estrategia para sostener la unidad de Juntos por el Cambio. Una de las cuestiones, que por ahora salieron de la agenda urgente de la Nación, es la discusión por el reparto de fondos de coparticipación federal a la Ciudad luego del traspaso de la Policía Federal al Gobierno de la Ciudad. “Desde el año pasado que no se veían, se pusieron al día”, resumió uno de los pocos funcionarios que estuvo al tanto del encuentro reservado.
Además, Macri estuvo en contacto, de manera fluida, con Pichetto, uno de sus interlocutores predilectos en esta etapa. Es más: lo animó para que participe, sin cargo partidario, en la mesa de Juntos por el Cambio donde se sentó posición sobre la renegociación de la deuda. El ex candidato a vicepresidente seguirá siendo una de las voces autorizadas por Macri para hablar en nombre de Cambiemos.
Paralelamente, sus nuevas oficinas sobre Avenida del Libertador, entre fotos familiares y libros, ya tienen tres lugares fijos. Uno para su ex secretario general de la Presidencia, Fernando de Andreis; otro para quien fue su secretario privado, Darío Nieto, y un tercero para su histórica secretaria, quien lo acompaña hace más de veinte años, Ana Moschini, Anita, quien, a pesar de los años, lo sigue llamando “ingeniero” y no lo tutea.