El domingo 25 de abril, antes de viajar a Miami, Mauricio Macri recibió a María Eugenia Vidal en su quinta familiar, Los Abrojos. Fue un almuerzo casi familiar: Juliana Awada fue la anfitriona de la ex gobernadora con su pareja, Enrique Sacco. De manera distendida charlaron de la pandemia, de cómo les cambió la vida el Coronavirus y de los proyectos personales de cada uno. La relación personal entre ellos jamás se rompió, a pesar de los desacuerdos en materia de gestión y estrategia política.
Acaso por ello, la cuestión política apenas rozó la mesa. A Macri y a Vidal los aburre la “rosca política”. Aunque ambos saben que el 2021 será un año electoral clave para el futuro. Durante la comida, Vidal esbozó lo mismo que vienen escuchando intendentes, dirigentes y funcionarios: que hará campaña de “los dos lados de la General Paz”, que le pondrá “el cuerpo” a la campaña y que no tomó una decisión aún al respecto.
Por su lado, el ex presidente, eligió no presionarla durante el almuerzo. Entre sus colaboradores, desde el año pasado, plantea que la ex gobernadora debería ser candidata nuevamente en territorio bonaerense.
Las listas, el armado y la estrategia “moderada”: Larreta y Vidal visitan a Carrió
Incluso, Macri tira por la borda la idea de que la ex gobernadora vaya este año por la Ciudad, otra de las opciones posibles, donde apadrina la candidatura de Patricia Bullrich como cabeza de la lista a diputados nacionales.
Ante sus asesores más cercanos a Vidal no la desvela ser candidata. Es más: quiere que sigan creciendo las figuras de la oposición, asegura que ella no “tapa” a nadie y que en los próximos meses no habrá lugar para instalación de personajes políticos dada la crisis que atraviesa el país. Por eso, la única decisión que ya tomó es que, efectivamente, se imagina en campaña pero no necesariamente como candidata.
Eso supone: recorrer la Ciudad y la provincia de Buenos Aires, y también el Interior del país (por caso, en Córdoba y en Neuquén tiene una alta imagen positiva) apoyando a quienes se postulen. Dos razones centrales la animan: quiere que JxC haga la mejor elección posible a nivel nacional para que sea un buen contrapeso al Frente de Todos y, por el otro lado, para seguir haciendo crecer su imagen a nivel nacional.
“La gente no está pensando en las elecciones y menos en saber si yo voy a ser candidata, la agenda de la gente es otra”, repite la ex gobernadora ante sus íntimos.
Por eso, en los encuentros con la dirigencia no se inmuta. De hecho, usó la misma línea argumental en los dos encuentros con intendentes bonaerenses en el último mes y medio. En una de las reuniones con los referentes de Grupo Dorrego, Jorge Macri (Vicente López) insistió con vehemencia que fuera la cara de la boleta a diputados nacionales. El intendente cree firmemente en que la mejor forma de dar pelea es con ella al frente de la lista.
También estaba Diego Valenzuela, de Tres de Febrero, quien fue más sutil. Es más: Valenzuela es de aquellos que cree que hay que sumar, incluso con la presencia en la lista de Emilio Monzó y Diego Santilli en la boleta, si es que permite pelear la elección. Vidal no opinó, pero escuchó. Sabe que sigue siendo la mejor opción para JxC. Y Santilli ya le expresó que solo sería candidato si ella se corre.
De todos modos, la presión está también del otro lado de la General Paz también. Horacio Rodríguez Larreta siempre prefirió que encabece la boleta bonaerense. Pero le sugirió un plan B: que vaya por la Capital Federal, donde nació y fue ministra social y vicejefa.
Fue parte de las charlas que tuvieron la semana pasada. Esa jugada implicaría dos cuestiones: primero que Santilli sea la carta larretista en Provincia y, en segundo lugar, enfrentar a Bullrich en una interna. El “colorado” cree que no es conveniente abrir esa PASO. Y prefiere ir a un acuerdo con la ex ministra de Seguridad.
Lo cierto es que la ausencia de Vidal en la Provincia generaría un mar de internas en Juntos por el Cambio. Jorge Macri ya anunció que podría presentarse y Monzó quiere jugar en una PASO y sueña con encabezar.
Los distintos espacios internos de JxC siguen armando pero sin coordinación aparente: los intendentes, el PJ Republicano de Miguel Pichetto, la agrupación peronista Hacemos de la Tercera sección electoral, los jóvenes de “La Territorial”, el PRO puro, la UCR y la Coalición Cívica. La única figura ordenadora es Vidal, coinciden todos los actores.
La jugada y las opciones en danza
Ahora bien, en el juego electoral Vidal viene consultando a un grupo de empresarios, dirigentes cercanos y su entorno más íntimo. A todos les consulta qué opinan que debería hacer y por qué. Cerca de ella se mantienen firmes con que hoy no decidió nada. Acusan un tercio de chances a cada probabilidad: Ciudad, Provincia o dejar pasar el 2021.
La pregunta que subyace en su mente es clara: ¿cuál sería el costo-beneficio de ser candidata este año? “Todos los que quieren que María Eugenia sea candidata no piensan en ella”, describe crudamente uno de sus asesores más cercanos.
El desgaste político – y personal más aún – que le provocó ser gobernadora y estar al frente de las últimas tres campañas no deja de estar presente en su mente. Acaso por ello en su círculo familiar no quieren saber nada con que vuelva a encabezar una boleta electoral. Al menos este año.
A eso se le suman los datos duros. En primer lugar, si aceptara encabezar la boleta bonaerense se enfrentará a la clara posibilidad de sufrir una tercera derrota electoral con el PJ unido en territorio bonaerense.
Aunque en 2019 ganó en cinco de las ocho secciones electorales, sin la división del oficialismo las posibilidades de superar ampliamente el 40% son escasas. Nunca, incluyendo las victorias de 2015 y 2017, Cambiemos superó por mucho ese número. Sacó el el 39% y el 41% respectivamente. Y el PJ iba en dos boletas en ambos casos.
¿Por qué en 2021 sería distinto? Sería buscar un resultado a la medida de Los Pumas: una derrota digna, que permita colocar una buena cantidad de diputados en el Congreso y en la Legislatura provincial.
Por el contrario, si aceptara la sugerencia de Larreta para que vaya por la Ciudad debería ir a una interna con Bullrich, con quien históricamente tuvo una pésima relación. ¿Macri jugaría para la ex ministra de Seguridad en ese escenario? ¿Querría la ex gobernadora enfrentar a la presidenta del PRO en una PASO con el desgaste que eso implica?
“Si Horacio no pudo neutralizar a Patricia todo este tiempo no puede usar a María Eugenia como escudo”, la defiende uno de sus colaboradores vidalistas dilectos.
Bullrich cree que tienen “que jugar todos” y que este año se juega más que una elección sino el futuro del país. Es el mismo argumento que escuchó Vidal en las últimas tres elecciones.
Paralelamente ir al Congreso no la entusiasma para nada. Es más: cree que se aburrirá. Hubo un antecedente solo en su carrera: en 2007 fue candidata a legisladora porteña y, como fue madre de Pedro tres meses antes de asumir, se pidió licencia. Ya en su banca estuvo solo siete meses: a mitad de 2018 asumió como ministra de Desarrollo Social porteña. El trabajo legislativa no es lo suyo.
Un último punto: en cualquier caso para pensar en un destino electoral en 2023, a diferencia de otros casos, la estación de 2021 no es determinante en la carrera de Vidal. Eso le indican los números de encuestas que atesora: a pesar de haber sido derrotada en la Provincia, sigue estando entre los cinco dirigentes políticos con mejor imagen en todos los sondeos de opinión pública.
Elisa Carrió fue la única dirigente que pidió “cuidarla y preservarla” este año para que llegue al 2023. Acaso por ello ensayó la idea de ser ella misma candidata. La relación entre ellas permanece intacta desde hace largos años.
Este es el marco en el cual abundan las dudas para la ex mandataria bonaerense. Se tomará un tiempo más.