Desde abril de 2018, las sucesivas devaluaciones, la aceleración inflacionaria, y la fuerte suba de tasas de interés provocaron la caída de la actividad y del consumo, que originó la restricción al crédito, un combo letal que puso en estrés financiero a las empresas, y varias debieron reestructurar sus deudas ante la imposibilidad de pagar. En diciembre se declararon en default Vicentin, una de las mayores exportadoras de granos del país, y la papelera Celulosa Argentina, que días atrás salió de esa situación. En la última semana entró en cesación de pagos Dulcor, la fabricante cordobesa de dulces y mermeladas, y se puso en venta Garbarino, que en agosto reestructuró una deuda por $ 4 mil millones. Además, Fernando Garabato, de BDO, comentó que hay “empresas extranjeras a las que el manejo de la coyuntura argentina les resulta complicado y venden sus unidades de negocios a empresarios argentinos con mayor capacidad de moverse en la volatilidad”.
Miguel Arrigoni, CEO de First Capital Group, que participó como asesor en la renegociación de la cadena de electrodomésticos, planteó que las empresas endeudadas “están en la cornisa; no hemos visto el final, esto va a seguir”, en alusión al riesgo de default en más compañías. Si bien el gobierno de Alberto Fernández bajó la tasa monetaria de 63% a 52% con el fin de reactivar el crédito, Arrigoni señaló que “por la cantidad de deuda acumulada, muchas empresas están descapitalizadas, el barco se sigue hundiendo, no al ritmo de antes, pero se hunde porque le entró mucha agua”. Y abogó para que se implemente “un salvataje a empresas”. Alfredo Gutiérrez, economista del IAEF dijo que “las medidas van aliviando, como las de reducción de encajes para financiar a las pymes, pero cuando se arrastra de dos años de recesión, la mochila llega muy cargada, y no alcanza”. Y además el impacto de esas medidas en el flujo de fondos “lleva un tiempo”, acota Giselle De Zan, directora de Financial Advisory de Deloitte.
El BCRA ubica el riesgo de impagos en picos respecto del promedio de los últimos años
Los especialistas indicaron que las empresas más golpeadas financieramente “son las ligadas al consumo masivo, como los retails (supermercados, cadenas de artículos para el hogar,), proveedores de alimentos básicos, y del rubro construcción.
Un informe del Banco Central precisó que el ratio para estimar la probabilidad de default en el caso de las empresas se ubicó al cierre del tercer trimestre en 1,2, superando el promedio de los últimos años, aunque un poco por debajo en relación con seis meses atrás.
Pagos. La morosidad de los créditos a las empresas se ubicó en octubre –último dato oficial– en 5,3%, un alza mensual de 0,3 puntos, y una suba interanual de 3,5 puntos, según cifras del BCRA. Los mayores ratios de irregularidad se registraron en los rubros construcción y comercio. Lucas Caldi, analista de PPI, explicó que en la construcción “con la crisis de 2018 y la necesidad de reducir el déficit se paralizó la obra pública”, y consideró que es un “sector que sigue estando en riesgo porque con el cambio de gobierno en general los primeros meses hay un tiempo de revisión de los contratos, las obras se paran, hay retrasos en los pagos a los contratistas”. De Zan puntualizó que en el área industrial “los más afectados son el textil, por la caída de consumo, y el automotor, donde a nivel global hay tendencias de reestructuración, y se suma el contexto local” con suba de impuestos internos que perjudica aún más. Caldi y De Zan identificaron al sector energético como el que puede tener riesgo financiero este año “debido al congelamiento tarifario, y a que no se sabe cómo quedará a futuro el esquema de remuneración”. Caldi recordó que “en la gestión de Macri muchas se endeudaron en dólares para invertir en proyectos de generación eléctrica que venían con una garantía de remuneración por parte del Estado de contratos dolarizados, pero Fernández en la campaña habló de pesificar las tarifas”. De Zan dijo que “en las multinacionales dependerá de cuánto el accionista quiera inyectar capitales para dar sustento operativo”.
Con este panorama, los expertos evalúan que es “crucial” que la renegociación de la deuda nacional sea “exitosa” para favorecer la refinanciación de las empresas “porque será más fácil acceder al mercado de capitales”, y la baja del riesgo país redundará en “menor costo de financiamiento” para las privadas. “Si la renegociación no se resuelve rápido, afectará la capacidad de refinanciamiento de las privadas”, auguró Caldi, aunque remarcó que lo favorable “es que no hay tantos vencimientos de ON en 2020.