La vicepresidenta Cristina Kirchner volvió a aprovechar el enfrentamiento con la oposición en el Senado para ganar protagonismo en la última sesión, donde mantuvo un altercado con el radical Martín Lousteau, su ex ministro de Economía, con quien nunca recompuso la relación.
La continuidad de las sesiones virtuales, con una mínima presencia en el recinto, y la votación del nuevo reglamento para prorrogar el sistema por 60 días más fue lo que desató el enfrentamiento.
En la sesión del último jueves, Cristina se ausentó durante buena parte de la discusión y regresó cerca de la medianoche para el tramo final. Luego de que se aprobaran los decretos con los cambios reglamentarios, la oposición pidió incorporar a las actas su disconformidad con el resultado y la aclaración de que, según su criterio, se necesitaban los dos tercios de los votos para aprobar modificaciones. Cuando Cristina tomó conocimiento de tal pedido, ordenó quitar ese segmento del acta.
Lousteau, como una de las autoridades del cuerpo habilitados para participar de la sesión en el recinto, y con su barbijo puesto, se acercó a Cristina Kirchner para manifestar su descontento y ahí nomás ella le marcó con ironía la necesidad de mantener la “distancia reglamentaria”. El senador de Juntos por el Cambio le dijo que no tenía inconveniente pero “hace falta el barbijo y no todos lo estamos usando”, le reprochó.
Rápidamente, Cristina quiso frenarlo y arrancó una frase diciéndole “mirá...”, a lo que Lousteau le pidió: “No me tutee porque yo la estoy tratando de usted”. Allí arrancó un intercambio de argumentos a favor y en contra de la incorporación de la postura de la oposición, que incluyó a otros actores como Luis Naidenoff y José Mayans, y se terminó respetando el acuerdo original para no profundizar las diferencias.
La postura había sido respaldada por 29 senadores de la oposición que lograron aglutinarse para intentar hacer frente a la amplia mayoría que tiene el oficialismo en la Cámara alta pero que no le alcanza para obtener los dos tercios en votaciones clave.
Las disposiciones para los próximos 60 días contemplan una flexibilización en los tiempos máximos de duración de las sesiones, que pasarán de 6 a 8 horas, con más tiempo para las intervenciones por bloque. También se ampliará el temario que solo estaba circunscripto al coronavirus y se permitirá la incorporación de otros proyectos, previo acuerdo entre los bloques en Labor Parlamentaria.