Aunque se levante el aislamiento social y obligatorio, el 13 de abril las escuelas seguirán vacías; por lo menos, las de varios de los 24 distritos del país. Así lo asegura el ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, al enfrentarse a una de las preguntas que más se repiten en las casas ante la posible salida de la cuarentena, dentro de ocho días. “Creo que ningún sistema educativo está preparado para tomar la decisión de suspender la concurrencia física a las escuelas de un día para otro. Escuelas y maestros son irreemplazables en una Argentina marcada por las desigualdades: en el acceso a la tecnología, en los vínculos con la institución y con los docentes”, explica en una entrevista con PERFIL.
La vuelta a clases no es el único desafío, dice, al que hay que enfrentarse por estos días, pero sí quizá el que más lo apremia. “Hay que sostener la decisión epidemiológica tomada. Planteamos que lo haríamos cuando el comité de expertos de la OMS aconsejara cerrar las escuelas y eso hicimos. Lo mismo para volver”, asegura.
“La verdad es que no sabemos cuándo se va a poder volver a las clases; está claro que el 13 no será, y no se sabe si será mayo. Ahora, en este marco de incertidumbre, tampoco sabemos si se va a poder volver tomando a la Argentina como un todo o si en aquellos lugares en los que haya menos niveles de contagio se puede llegar a reimplementar el ciclo presencial. Eso se vincula a la situación de confianza que tenga la propia ciudadanía y resulta difícil saberlo”, explica.
El ministro de Educación Nicolás Trotta inaugura las "actividades virtuales" en Diputados
Trance. Trotta asegura que no busca solo garantizar saberes, sino también “darle un respiro a la sociedad. Superada la pandemia, para todo el mundo esto será un trance muy complicado, por eso decir que no va a haber vacaciones también es una irresponsabilidad. Más allá de que nosotros podemos lograr hacer dialogar el ciclo lectivo 2020 con el 2021, tendremos que poner el foco en los que están terminando los ciclos primarios y secundarios, para garantizar con módulos particulares que hagan el cierre y puedan pasar de ciclo”.
Con respecto a quienes están en primer grado, “la ayuda de los padres es fundamental, pero no es lo mismo que los maestros. Para el niño que está empezando a transitar la lectura y escritura es un enorme desafío, pero sabemos que tiene todo el recorrido escolar por delante para lograr compensar e incorporar esos saberes que no podamos lograr en esta situación atípica, en la que al mismo tiempo tratamos de acompañar a todas las familias pero las que no tienen el acceso al capital educativo necesario o a una escuela que estaba más preparada para acompañar en la virtualidad. Por eso, pusimos 14 horas de televisión por día, siete de radio y la distribución de siete millones de cuadernillos en todo el país (N. de R.: que desde este fin de semana se repartirán también en las principales cadenas de supermercados)”, asegura. “Sabemos que estos recursos son insuficientes, que los programas de dos horas no alcanzan. El objetivo que tienen es escolarizar el día, pero en el marco en el que ningún sistema está preparado para transitar algo similar”, dice.
Resultados. ¿Y cómo miden la devolución de esos contenidos? “No lo estamos midiendo ahora: la medición del impacto la tendremos –si está– cuando los chicos vuelvan a clases y siempre que haya una plataforma de por medio. La acreditación de saberes es todo un desafío, y pensar el día después de la vuelta a clases es tan complejo como pensar la transición. Creemos que la vuelta a la escuela –sea en mayo, en junio o en julio– implica un desafío para el sistema educativo”, dice Trotta.
Y explica: “La acreditación de esos saberes tiene que ser reconocida y, sobre todo, tener consenso. Eso implica no solo acreditar saberes, sino también considerar las trayectorias de cada estudiante ensamblando los ciclos 2020, 2021 y, tal vez, 2022: quizá en esos dos ciclos tenga que haber más de 180 días de clases. Aún es temprano, y hay que esperar para ver cómo enfrentamos esa problemática”.
El Gobierno les pide a los colegios privados no aumentar cuotas ni cobrar servicios adicionales
Jardines maternales piden “ayuda para pagar sueldos”
Explican que no reciben subsidios ni ayuda estatal de ningún tipo, y que dependen “exclusivamente de las cuotas de cada familia, y sabemos que estas atraviesan una situación económica deteriorada por la pandemia, pero se nos hace imposible poder afrontar el pago de los sueldos y mantener los puestos de trabajo”. Quienes dicen esto son dueños de 250 jardines maternales de la Ciudad de Buenos Aires que, agrupados, emplean a 3 mil personas entre docentes y no docentes; y educan a 10 mil chicos de 0 a 3 años.
Luego de que el Ministerio de Educación de la Nación emitiera, el jueves, una serie de medidas consensuadas con las cámaras de colegios privados –que incluyen no solo el congelamiento de los aranceles sino también no cobrar servicios directos interrumpidos, diferir el pago de un porcentaje del total del arancel para aquellas familias que no puedan afrontarlos y flexibilizar o extender las fechas de pago, entre otras–, decidieron salir a exponer su situación.
Este problema, dicen, también se extiende a todo el país: “Recibimos reclamos de otras instituciones similares a las nuestras. Serían muchas fuentes de trabajo que quedarían caducas, estamos preocupados por eso”, dice Verónica Rufat, directora del jardín Dulce de Leche, de Almagro, uno de los que integran esa agrupación. “Acatamos las indicaciones sanitarias del Gobierno, pero necesitamos ayuda para sostener el plantel”, dice.
Consultas. A partir del diálogo con las cámaras que nuclean a los colegios de gestión privada, ayer se instaló un nuevo canal de comunicación para garantizar el efectivo cumplimiento de las pautas acordadas.
Las consultas que surjan pueden realizarse a través del correo [email protected] y por WhatsApp al 11-2694-4713.