POLITICA

Para el vice del Club Político Argentino, la comisión directiva busca "suprimir a las minorías"

El historiador Eduardo Lázzari está a punto de ser expulsado del club de intelectuales. Vice de Graciela Fernández Meijide en el CPA, acusa a las autoridades de ser intolerantes y de haberse pegado al macrismo.

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El historiador de Buenos Aires Eduardo Lazzari | Facebook

El Club Político Argentino se dispone a echar a su vicepresidente. Ayer, el grupo de intelectuales dio un paso adelante en el proceso de expulsión. Con resultado casi puesto, el historiador Eduardo Lázzari será removido de su cargo y del CPA el lunes 15 de junio. Lázzari y un grupo de socios pretendía que la votación plenaria fuera secreta. Así lo propusieron. Su objetivo era evitar que, al momento de votar, los intelectuales se sientan presionados frente al deseo de la conducción. No lo consiguieron. Reunida por zoom, anoche la comisión directiva descartó esa posibilidad.

El club se convirtió en un hormiguero pateado. La expulsión del vice del colectivo de pensadores, impulsada por la presidenta Graciela Fernández Meijide, aceleró malestares previos.

“Es una pena que estemos en esta situación, porque contamos con figuras muy prestigiosas. Hay juristas de nota, ex integrantes de la Corte Suprema, ex presidentes de partidos políticos, ex ministros, como la misma Graciela. Hay un potencial extraordinario. Pero la deriva que se adoptó es no tolerar los pensamientos diferentes”, se lamenta Eduardo Lázzari. 

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Ante la inminencia de su expulsión, el (todavía) vice del CPA afirma que “el club se fue sumergiendo en una política de oscurantismo y secretismo. Cayó muy bajo el nivel del debate. Hay un espíritu intolerante y contrario a la convivencia. Un sector hace una defensa cerrada del macrismo y ataca frontalmente al gobierno de Alberto Fernández, al que no se le concedió ni el beneficio de la duda”.

Para Lázzari, los problemas empezaron en diciembre de 2015. “El club entró en una deriva cuando asumió Mauricio Macri. Éramos críticos del kirchnerismo y había unanimidad en oponernos a las tendencias más duras del ciclo K. Pero después nos dividimos en dos grupos no orgánicos: el que gobernaba el club fue adhiriendo al macrismo de una forma acrítica. La presencia de funcionarios, como Pablo Avelluto, Henoch Aguiar o Jaime Durán Barba lo evidenciaba”, repasa. 

Pero el quiebre interno se dio en 2018. “Ahí empezó una discusión más dura. Algunos sostuvimos la independencia del club estaba afectada por la adhesión directa al gobierno. Algunos miembros participaba de reuniones. Y Vicente Palermo, el ex presidente, llegó a declarar que el CPA se declaraba amigo del gobierno de Macri”, recuerda el segundo de Fernández Meijide.

Cerca de Meijide niegan su versión. Sociólogo, ensayista y uno de los fundadores del CPA, Palermo le dijo a Perfil: “Hay problemas personales que se han convertido artificialmente en problemas políticos. No me parece que haya una fisura de naturaleza política. Hay unas pocas personas que tienen sus expectativas políticas, y está bien que las tengan, pero no que las disfracen de alternativas políticas. Inventan que el club ha sido macrista durante mi presidencia y ahora con Graciela. Es una rotunda mentira. Desde 2008 a 2015, el club tuvo un posicionamiento claro: estuvimos en la oposición. Después, muchos socios tuvimos expectativas de que a Macri le fuera bien. Pero no hicimos una declaración partidista desde el club. El problema es que foro del club es abierto y da lugar a pavos reales, a cierta charlatanería”. 

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Lázzari fue expulsado el 20 de abril pasado vía zoom. Pero el desenlace quedó en suspenso, tras su apelación. Las imputaciones en su contra fueron tres: “haber facilitado a la prensa e-mails que pertenecen exclusivamente al CPA, sin consentimiento expreso o tácito de aquellos que los habían emitido”; “haber mentido con respecto a la actitud de la Sra. Graciela Fernández Meijide, presidenta del CPA, al afirmar que ella es la líder de una facción embarcada políticamente a nivel nacional”; y “haber desobedecido intencionalmente decisiones de la CD a la que él pertenece”.

En la primera acusación, Fernández Meijde no consiguió mayoría. En las dos restantes, sí. El punto que señalaba una supuesta filtración por parte de Lázzari se refería a un mensaje del ex secretario de Cultura macrista, Pablo Avelluto, quien mandó “a la puta que te parió” al historiador.

Por entonces, el embajador Miguel Ángel Espeche Gil protestó por la intención de echar a Lázzari: le atribuyó al oficialismo ejercer una “inadmisible policía de las ideas”. Ahora, un grupo de socios decidió blanquear su malestar con el más que posible corrimiento del historiador. Los intelectuales difundieron un texto titulado “El Club Político Argentino en su hora más difícil”.

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Ahí le solicitaron a la comisión directiva “que se den plenas garantías para el funcionamiento democrático de la próxima asamblea”. Con tono de fuerte rechazo al proceso, los socios plantearon que “el pluralismo que caracterizó esta institución desde su fundación entró en crisis por la toma de posición partidaria de las principales autoridades y en sincronía con los cambios institucionales ocurridos en el país al terminar el mandato de Cambiemos”. 

Los firmantes fueron: Andrada Ruth; Ariza Guillermo; Averza Fernando; Cassullo Eduardo; Del Piero Pedro; Durante Alfredo; Elgue Mario; Espeche Gil Miguel Ángel; Frizzera Agustín; Garay Oscar; González Fernández Teresa; González David; Javkin Ignacio; Lipovetzky Daniel; Loyola Daniel; Maciel Sol; Perrone Gino; Peyrou Alejandro; Postiglioni Julio; Sperling Oscar; Troitiño María Luján.

Lázzari va más allá en las críticas: “Avelluto fue el comisario político del club. Y yo estoy lejos de ser un administrador del peronismo. Soy un liberal clásico: mis figuras históricas son Sarmiento y Roca. Pero creo en la política del consenso. Acá se debate la capacidad de los intelectuales argentinos para tolerar o no a quien piensa distinto: la esencia de la democracia. Lo más grave que está pasando es la supresión de las minorías. Más allá de temas formales, acá buscan suprimir a la minoría. No admiten las diferencias y las tratan de escudar en temas personales”.