El Club Político Argentino se convirtió en un hormiguero pateado. La expulsión del vice del grupo de intelectuales, impulsada por la presidenta Graciela Fernández Meijide, aceleró malestares previos. Así, tras la decisión tomada por la comisión directiva del CPA (resolución apelada por el echado, el historiador Eduardo Lázzari), se sumaron nuevas renuncias.
A partir de la expulsión de Lázzari, tres pensadores abandonaron el club. Fueron el sociólogo y director del Observatorio de Deuda Social de la UCA, Agustín Salvia, el poeta Esteban Moore y el ensayista Jorge Landaburu. Además varios "amigos" se despidieron del CPA, al vencer el plazo para que pasaran a ser socios plenos. La de "amigos" era una categoría de adherentes que tenían acceso al foro del colectivo, donde se despliegan los debates internos. Y, sobre todo en los últimos meses, los pases de factura cruzados.
El debate de fondo que atraviesa al club es la afinidad ideológica de este grupo de pensadores con Juntos por el Cambio. Para algunos integrantes (o exintegrantes), esa cercanía se volvió una suerte de simbiosis, impuesta de forma vertical por el oficialismo de Fernández Meijide. El vice Lázzari era uno de los socios que, desde hacía más de un año, exponía su disconformidad. La salida del poder del macrismo potenció los cruces. La gestión de Alberto Fernández, cruzada con la irrupción del coronavirus, terminó por magnificar aún más los debates en el mailling del CPA.
El Club Político Argentino advirtió que el Frente de Todos busca "amordazar bocas que informan"
Las incomodidades dentro del club quedaron expuestas en otra dimisión reciente. La renuncia grupal de los intelectuales que ocupaban el llamado Comité de Mediación y Convivencia. El CMC fue organizado a pedido de Fernández Meijide y el resto de la conducción del club. Su objetivo era revisar la conducta (y eventualmente sancionar) a Lázzari. Pero su misión quedó diluida, a raíz de la expulsión votada por la propia comisión directiva.
El comité estaba conformado por Norma Binsztein (una reconocida microbióloga), Norberto Agulleiro (economista), Alejandro Razé (psicoanalista), Catalina Wainerman (socióloga) y Ricardo Gerardi (economista). En la carta con la que dieron un paso al costado, dirigida a la comisión directiva, reconocían las tensiones que había generado la sanción de Lázzari. Ensayaban una suerte de mea culpa y cuestionaban la excesiva dependencia de CMC respecto a la jefatura del club.
“Tras haber aceptado la invitación de la CD a integrarnos a un nuevo órgano de funcionamiento del CPA, en medio de una situación crítica promovida por desavenencias de orden personal entre miembros del Club, nos sorprendimos sumergidos en un conflicto que derivó en otro mayor, no sólo de índole institucional, sino, además, de una magnitud sin precedentes, que sacudió al CPA todo”, afirman los cinco renunciados.
Entre los motivos del portazo al comité, exponen: “Consideramos que su primera debilidad estructural es su dependencia del órgano ejecutivo - la CD- y no de la Asamblea”; “su inflexibilidad para promover ciertas acciones de oficio, lo que le impide bajar el nivel general de crispación, no solo en una comunicación en particular, sino en el tono general alto y violento; o la necesidad de comunicarse con los socios a través de sus recomendaciones a la CD, y solo a través de ella”. A su vez admiten que “varios de nuestros socios juristas objetaron -con razones muy válidas - el modo en que el CMC procede”. Se referían a los juristas Ricardo Gil Lavedra y Enrique Bianchi. En paralelo, el embajador Miguel Ángel Espeche Gil también había protestado por la intención de echar a Lázzari: le atribuyó al oficialismo ejercer una “inadmisible policía de las ideas”.
Lázzari fue expulsado el 20 de abril pasado vía zoom. Las imputaciones en su contra fueron tres: “haber facilitado a la prensa e-mails que pertenecen exclusivamente al CPA, sin consentimiento expreso o tácito de aquellos que los habían emitido”; “haber mentido con respecto a la actitud de la Sra. Graciela Fernández Meijide, presidenta del CPA, al afirmar que ella es la líder de una facción embarcada políticamente a nivel nacional”; y “haber desobedecido intencionalmente decisiones de la CD a la que él pertenece”.
La reunión en la que se votó correr a Lázzari duró dos horas y media. El tele-debate tuvo picos de tensión, como cuando Fernández Meijide acusó a su vice Lázzari de “psicopatear” a la comisión directiva.
En la primera acusación, Fernández Meijde no consiguió mayoría. En las dos restantes, sí. El punto que señalaba una supuesta filtración por parte de Lázzari se refería a un mensaje del ex secretario de Cultura macrista, Pablo Avelluto, quien mandó “a la puta que te parió” al historiador.
La reunión en la que se votó correr a Lázzari (un desenlace que quedó en suspenso, tras la apelación del historiador) duró dos horas y media. El tele-debate tuvo picos de tensión, como cuando Fernández Meijide acusó a su vice Lázzari de “psicopatear” a la comisión directiva.
El CPA cuenta con unos 250 académicos, abogados, sociólogos, economistas, politólogos y periodistas, más algunos ex funcionarios macristas, como Avelluto, Hernán Lacunza y Jaime Durán Barba. En el lapso del último año, más 40 personas abandonaron el club. Y otros están demorados en el pago de los 400 pesos mensuales de cuota.
CP