POLITICA
Elecciones 2019

Una tercera vía cada vez más angosta

Con las dos principales fuerzas polarizando el escenario político, Lavagna y compañía tendrán la difícil misión de convertirse en una alternativa de peso ante un posible ballottage.

En plena campaña, Urtubey le puso un poncho a Lavagna
En plena campaña, Urtubey le puso un poncho a Lavagna | cedoc

“Ni Macri ni Cristina”. Con esa máxima, Roberto Lavagna empezó a meditar este verano en el bosque de Cariló el armado de un frente electoral que pueda transformar en votos a los desencantados que pretenden una opción superadora a los nombres que gobernaron el país en los últimos 16 años. Las listas que ayer terminaron de inscribir en la Justicia Federal Lavagna y su compañero de fórmula, Juan Manuel Urtubey, junto a Graciela Camaño y su marido, el sindicalista Luis Barrionuevo, quedó lejos de las pretensiones que la tercera vía tenía hace solo un par de meses atrás. Alternativa Federal terminó de desmembrarse poco antes del cierre de las alianzas, cuando Miguel Angel Pichetto pegó el salto a Cambiemos para acompañar a Mauricio Macri en la fórmula, y cuando Sergio Massa terminó de abrochar su vuelta al kirchnerismo, y convertirse en la cabeza de la lista de diputados en la provincia de Buenos Aires.

Con las dos principales fuerzas polarizando el escenario político, Lavagna y compañía tendrán la difícil misión de convertirse en una alternativa de peso ante un posible ballottage. En la primera vuelta de las elecciones de 2015, Sergio Massa se convirtió en una tercera vía competitiva, con un 21 por ciento de los votos. La disputa ente el kirchnerismo (37%) y el macrismo (34%) todavía no se presentaba tan fuerte como en esta elección. Cuatro años antes, en 2011, el socialista Hermes Binner consiguió el 16 por ciento de los votos en la primera vuelta, aunque esa fuerza consiguió el segundo puesto, detrás del 54 por ciento de Cristina Kirchner.

Camaño, 'Topo' Rodríguez, Liliana Schwindt y Jorge Illa, los nombres de Lavagna en Provincia

El desafío de Lavagna será lograr en los próximos cincuenta días atraer a indecisos y desencantados en un escenario en el que el macrismo y el peronismo se llevarán entre un setenta y un ochenta por ciento del electorado, y pondrán en marcha su maquinaria electoral para agrandar su caudal con estructuras mucho más poderosas.