POLITICA
EL ENTORNO DE CFK

Pujas internas en la Unidad Médica a cargo de la salud de la Presidenta

Cristina Kirchner ascendió al emergentólogo Daniel Fernández, su favorito para encabezar el equipo. Había sido resistido por el actual jefe.

Equipo. Ballesteros (izq.) encabeza la unidad. Buonomo se retiró. Giselle, hermana de CFK, influye.
| Cedoc Perfil

La salud de Cristina Fernández de Kirchner es una cuestión de Estado. Pero las internas de la Unidad Médica Presidencial (UPM) son notables. El equipo está a cargo de Marcelo Ballesteros desde que renunció a su cargo el histórico médico presidencial, Luis Buonomo.

Cuando se enteró de la noticia, la jefa de Estado pidió en su lugar a Daniel Horacio Fernández, pero no pudo cumplir con su deseo. Ballesteros se negó rotundamente: “Me merezco el lugar, hace años que soy el segundo”, le transmitió a uno de sus compañeros. Tuvo una charla con Fernández, que fue a hablar con Cristina y rechazó el ofrecimiento. Le explicó que prefería mantener el equilibrio dentro del equipo médico y quedó como asesor. “Bueno, arréglense entre ustedes”, le contestó la mandataria. El jueves, casi como una réplica de aquel viejo deseo, Cristina Kirchner nombró por decreto a Fernández como el subdirector de la unidad. Lo colocó como el escolta de Ballesteros.

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Desde que quedó a cargo, Ballesteros removió a cinco médicos emergentólogos y sacó al psiquiatra del organismo. En su lugar nombró a un cardiólogo. La UMP tiene unos 16 doctores y alrededor de cuatro enfermeras, que se reparten entre la Quinta de Olivos y la Casa Rosada, y que tienen que viajar con la Presidenta cuando se traslada.

El cuñado de Ballesteros trabaja como secretario en la unidad. Se trata de Martín Ortiz Urien. Su esposa, Carolina Ortiz Urien, es contadora y fue nombrada en el PAMI. Ballesteros es un cirujano, dicen que muy bueno, pero que hace años que no practica la actividad, algo que le reprochan algunos. Tiene una excelente relación con el ministro de Salud de Daniel Scioli, Alejandro Collia, y sueña con que el gobernador llegue a la Casa Rosada después de 2015.

La familia. La influencia de Giselle, la hermana de la jefa de Estado, también es un inconveniente en la unidad. Como es doctora, aconseja a la Presidenta sobre en qué lugares debe atenderse y qué estudios debe hacerse, y choca con el resto de los profesionales.

Desde la llegada de Buonomo existe el deseo de tener acondicionado un hospital público para que se atienda la jefa de Estado. Aunque no todos en la unidad piensan lo mismo. Primero fue el Argerich. Allí se atendió Néstor Kirchner y se operó de las amígdalas Florencia Kirchner. Pero la salida de Donato Spacavento –era el director–, uno de los ginecólogos de Cristina, frustró el proyecto. Ahora pusieron en la mira el Hospital Posadas, lugar al que trasladaron a Spacavento, pero a Ballesteros no le agrada la idea porque está lejos de Olivos y de la Rosada.  

Hasta ahora, Cristina Kirchner se atendió en tres lugares privados. El Hospital Austral fue el primero, cuando se operó la tiroides. Desembocó allí casi por casualidad. El cirujano de cabeza y cuello elegido para la operación, Pedro Saco, era del Instituto Roffo, de la UBA, pero le transmitió a CFK que se sentía más cómodo atendiendo en el Austral. Después, en el mismo hospital, se operó de la rodilla Máximo Kirchner.

En el sanatorio Otamendi se atendió varias veces, incluyendo la última vez, por una inflamación en el colon y una bacteremia. Ahí, el jefe de emergencias, Carlos Karmasyn, es integrante de la Unidad Médica, por eso los Kirchner se sienten cómodos. Asistieron también allí a Ofelia Wilhelm y el ministro de Planificación, Julio de Vido. En la Fundación Favaloro se internó cuando la operaron del hematoma craneal en 2013, y recibió la ayuda profesional de Facundo Manes. Los cambios en la unidad de los últimos días son una muestra del deseo de Cristina Kirchner de reacomodar a su equipo.