El Canciller, Héctor Timerman, echó al subsecretario de Integración Económica Americana y Mercosur, Eduardo Sigal, a quien tenía entre ceja y ceja por sus denuncias de junio en torno a una supuesta “embajada paralela” en Venezuela, cuyo objetivo era el cobro de retornos a empresarios para hacer negocios con el país chavista.
Si bien la expulsión de Sigal del Palacio San Martín era un hecho desde entonces, ayer el propio funcionario confirmó que había presentado su renuncia a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y que sería reemplazado por José Vitar, secretario de Relaciones Internacionales de Tucumán y ex mano derecha de Carlos 'Chacho' Álvarez.
En junio pasado Sigal había distribuido un cable diplomático que hablaba de gestiones paralelas en Caracas, donde hasta su salida del Gobierno, mandaba Claudio Uberti, el ex titular del OCCOVI, salpicado por el Valijagate.
En el comunicado que hizo estallar a Héctor Timerman a poco menos de un mes de su asunción, se indicaba que se privilegió a dos empresas para comerciar con Venezuela, en perjuicio de otra dos, que al parecer no eran afines al Gobierno.
"En el día de ayer he presentado a la señora Presidenta mi renuncia al cargo que desempeñaba desde 2003. He tomado esa decisión convencido de que mi ciclo al frente del área ya estaba cumplido", afirmó Sigal en un comunicado que difundió a través del Frente Grande.
El diplomático elogió a Vitar, su sucesor en el cargo, a quien calificó como "un amigo y compañero de luchas" y enfatizó que con él compartió "además roles de conducción en la Mesa Nacional del Frente Grande". Además, expresó que no duda que “su gestión marcará una continuidad en las políticas implementadas en los últimos siete años y medio".
Club de amigos. Por su parte, Timerman se refirió a la salida de Sigal y señaló que “la Cancillería no es un club de amigos”. El funcionario K prefirió eludir cualquier tipo de polémica con el ex subsecretario de Integración Económica Americana y Mercosur y señaló que existía una necesidad de “oxigenar” la estructura del Palacio San Martín.
"Yo trabajo en la Cancillería, no es un club de amigos. Mis amigos son de afuera, así que si me llevo bien o mal [con un funcionario] es algo banal", afirmó Timerman a radio América, al tiempo que agregó que él tiene "el derecho y la obligación" de rodearse "de la gente con la que creo podemos hacer la mejor administración posible. Fueron siete años de gestión [de Sigal] y me parece que hay que oxigenar" el área.
